Para Badiou la palabra "democracia" pertenece a lo
que llama la opinión autoritaria, pues para el conocido y polémico filósofo
francés todo lo que es consensual es sospechoso. Por ello, a pesar de que se da
por sentado que la humanidad aspire a la democracia, y toda subjetividad que se
suponga no demócrata sea considerada patológica, la tarea de la filosofía es
realmente la de exponer una política a su evaluación. No en el sentido del buen
Estado, ni tampoco en el sentido de la idea del comunismo genérico, sino
intrínsecamente, es decir, por ella misma.
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La palabra "democracia" es hoy el principal
elemento organizador del consenso. Se pretende reunir bajo esta palabra tanto
el derrumbe de los Estados socialistas como el supuesto bienestar de nuestros
países o las cruzadas humanitarias del Occidente. De hecho, la palabra
"democracia" pertenece a lo que llamaré la opinión autoritaria. Está
de cierta forma prohibido no ser demócrata. Con mayor precisión: se da por sentado
que la humanidad aspire a la democracia, y toda subjetividad que se suponga no
demócrata es considerada patológica. En el mejor de los casos, ella implica una
paciente reeducación; en el peor, significa el derecho de injerencia de los
legionarios y paracaidistas demócratas.