
Luis Roca
Jusmet
Especial para Gramscimanía |
Conozco a Salvador López Arnal desde hace décadas. No somos,
en el sentido fuerte de la palabra, amigos. Pero nos respetamos y nos tenemos
afecto. Hemos coincidido en lugares varios por razones dispares y hoy
coincidimos en nuestra colaboración con la revista "El Viejo Topo" y
la página web "Rebelión" [...y también en Gramscimanía]. Es un hombre de izquierdas ,comprometido
políticamente con una probada y reconocida coherencia. Siempre me llamó la
atención su trayectoria militante inquieta, ya que pasó por múltiples militancias
en el franquismo y en el postfranquismo. Pero el cambio de partido no suponía
transformaciones ideológicas sino la búsqueda, por el contrario, de una
organización que encajara con su convicción política. Pero este descontento que
no le dejaba mantenerse mucho tiempo en un partido coincidía con una fidelidad
inquebrantable a Manuel Sacristán, que para él ha sido, sin duda, un Maestro.
López Arnal lleva muchos años trabajando sobre la obra y la figura de
Sacristán, tanto en diversos escritos sobre él como en la edición de algunas de
sus obras.
"Entre clásicos" es el seguimiento del recorrido
del trabajo como traductor y comentarista de un clásico ( Sacristán) sobre otro
clásico ( Lukács). El seguimiento es muy riguroso y es evidente el duro y largo
trabajo de López Arnal para recopilar de una forma tan bien articulada todo el
material. Detrás se vislumbra esta pasión que tiene por su Maestro,y también el
interés por el filósofo marxista húngaro György Lukács. Lo que podría ser
farragoso se convierte por la pluma del autor en un viaje estimulante para todo
aquel interesado por la historia del pensamiento de la izquierda marxista. Como
documento es impecable, nada que objetar. El recorrido es impecable y lo es
sobre todo por la contextualización precisa en la que López Arnal la sitúa,
articulando con rigor la lógica de las reflexiones con los acontecimientos
históricos más relevantes para el movimiento comunista.
Sería interesante preguntarse sobre la actualidad de
aquellos análisis y debates. Para el ciudadano de izquierdas, sobre todo si se
siente vinculado a lo que podríamos llamar tradición comunista hay muchos temas
todavía candentes sobre los que aquellas reflexiones pueden aportar matices y
experiencias. Personalmente no estoy seguro que Lukács sobreviva como un clásico.
Sus obras son difíciles y demasiado vinculadas a lo que podríamos llamar el
imaginario marxista. Hay en su "Asalto a la razón" un planteamiento
reduccionista a través del cual intenta clasificar de una manera maniquea a los
filósofos en racionales e irracionales. Lo hace a partir de una visión
unilateral que me parece nefasta : una lectura políticista e inquisitorial de
pensadores que abordan múltiples temas filosóficos de interés. La idea del
"hombre nuevo" , por otra parte, me parece bastante peligrosa.
Independientemente de que la transformación social implique
cambios en actitudes, valores y conductas, la consigna se ha demostrado
históricamente perversa a través de la experiencia del maoísmo. La verdad es
que nunca he tenido la paciencia de leerme su Estética, que debería
cotejarse con escritos contemporáneos como los de Jacques Rancière. Manuel
Sacristán, en cambio, con un proyecto aparentemente más modesto que el del
anterior, si podemos seguir simepre aprendiendo. Quizás sea él,
paradójicamente, el clásico. Sacristán tuvo la lucidez de cuestionar la
estructura jerárquica del partido leninista sin caer en una apología ingenua
del espontaneismo. Entendió la necesidad de cuestionar el crecimiento económico
y se convirtió en uno de los pioneros de un ecologismo desde la izquierda. No
cedió nunca delante de la exigencia democrática de la iaquierda transformadora
pero tampoco se dejo seducir por los cantos del eurocomunismo, que apuntaban
más bien a ser una nueva versión dela socialdemocracia.
El libro está bien escrito. Salvador López Arnal aboga por
la claridad, lo cual es una virtud, y utiliza recursos retóricos sencillos y
eficaces, como el de sustituir el nombre propio de Manuel Sacristán por
adjetivos que describen diferentes actividades específicas. Quizás hay un
excesivo tono apologético en Manuel Sacristán. Los claroscuros de Lukács
salen más a la luz, sobre todo a través de la mirada del propio Sacristán.