
Especial
para Gramscimanía
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El libro está bien estructurado en cuatro partes: 1)
Cuestionándonos la democracia; 2) Bienes, vínculos y sujetos; 3) Experiencias
sociales y democracia radical ; 4) Experiencias y críticas de la democracia
participativa.
Lo que falta, y lo digo como crítica constructiva, es una conclusión. Porque pasamos de unos planteamientos teóricos a otros más prácticos sin que al final se sepa recoger, de manera provisional por supuesto, un balance de todo lo dicho. Así como hay un prefacio ( "Tiempos de desconcierto, tiempo de bifurcaciones, tiempo de decisiones") me parece que hubiera resultado muy interesante un epílogo, para no acabar perdiéndonos en las cuestiones cada vez más concretas de los últimos artículos.
Lo que falta, y lo digo como crítica constructiva, es una conclusión. Porque pasamos de unos planteamientos teóricos a otros más prácticos sin que al final se sepa recoger, de manera provisional por supuesto, un balance de todo lo dicho. Así como hay un prefacio ( "Tiempos de desconcierto, tiempo de bifurcaciones, tiempo de decisiones") me parece que hubiera resultado muy interesante un epílogo, para no acabar perdiéndonos en las cuestiones cada vez más concretas de los últimos artículos.
La primera parte contiene dos artículos, interesantes, de
Angel Calle y de Carlos Taibo. En el primero hay una definición útil de
democracia real como la capacidad de decidir sobre asuntos que nos afectan
colectivamente. Las condiciones de horizontalidad, cooperación y deliberación
para darle una consistencia. Una clarificación respecto a la falsa vinculación
de la democracia con el liberalismo y el capitalismo. Hay también un análisis
para diferenciar la democracia radical de la participativa. Una búsqueda de sus
raíces en corrientes libertarias, ecofeministas y libertarias. Entra también en
el novedoso término de los procomunes, que busca diferenciarse tanto del
estatismo público como de lo mercantil privado. Aquí hay un terreno difícil
pero sobre el que vale la pena reflexionar que es la diferencia entre las
instituciones democráticas y el Estado. En el artículo de Taibo hay una
genealogía muy inquietante que va desde los orígenes del capitalismo (
colonialismo, esclavismo, racismo) hasta la política de Bush pasando por el
nazismo. Todo dentro de la lógica del capitalismo de aumento desenfrenado del
capital. Aquí es importante recalcar el papel oscuro del positivismo (
racionalidad instrumental) y del liberalismo : uno de sus mejores representantes,
J.S. Mill, justificaba el colonialismo). Nos describe un panorama desolador:
universo concentracionario, guerras y búsqueda violenta de recursos y espacios
vitales. Ni la democracia es patrimonio de Europa ni Europa puede presentar el
nazismo como una excepción. Democracia y capitalismo son incompatibles.
La segunda parte es la que me parece más interesante. Se
inicia con un artículo de Montserrat Galcerán sobre "La dimensión
democrática radical del feminismo". La autora es, sin duda, una de las más
brillantes representantes de la filosofía política de izquierdas de nuestro
país, por lo que su texto, que rebasa lo que plantea el título, tiene mucho
interés. Lo inicia con una clara delimitación de lo que es la democracia
liberal : una "democracia" de élites, lo cual entra en contradicción
con el sentido fuerte del término. Al mismo tiempo señala una cuestión
fundamental que no por elemental no haya que repetir : sin formación política
de los ciudadanos no hay democracia. Posteriormente plantea las tres
formulaciones de las alternativas a esta democracia liberal : 1) Democracia
participativa, en la que el gobierno abre canales reales de participación
ciudadana, como en el caso de Brasil. Evidentemente se trata de consultas con
poder decisorio y no puramente informativas como las que estamos acostumbrados,
por supuesto. 2) Formas de democracia radical. Aquí incluiría tanto los
movimientos de resistencia como la creación de espacios alternativos
auténticamente democráticos.3) Democracia líquida basada en las redes sociales.
Tiene la desventaja de basarse en una concepción liberal del individuo aislado.
Sus ventajas son que cuestiona el poder de decisión de los expertos y que
defiende a Internet y sus redes de los intentos de ser absorbido por el mercado.
El artículo continua con el tema específico del feminismo donde plantea
cuestiones muy sugerentes, como el de las identidades particulares ( del que
formaría parte la sexual). Finalmente la referencia al gran Spinoza, del que
sin duda podemos seguir aprendiendo mucho de su concepto de democracia como
desarrollo de la potencialidad creativa. Solo una cuestión : ¿ Vivimos en una
sociedad patriarcal en las sociedades industrializadas ? Yo diría que al margen
que continua la discriminación de la mujer el patriarcado está en estado de
descomposición.
El artículo del historiador y ensayista argentino Ezequiel
Adamovosky ( "Problemas de la política autónoma") me parece muy
fecundo. Señala los principios de su propuesta : 1) Sujeto múltiple que se
articula en la acción; 2) Formas organizativas que no caigan en lo que se
critica, que es la jerarquía vertical; 3) Política autónoma entendida que como
la organización de un todo cooperante que define y redefine sus prácticas y sus
reglas. Hay una reflexión muy lúcida sobre el apoyo de los trabajadores a la
derecha : la gente vota el orden contra el caos y la izquierda radical no
ofrece ninguna alternativa credibilidad. Juicio duro pero justo: no hay que
conformarse con la cantinela de la manipulación o la falta de conciencia, que
no dejan de ser excusas de mal pagador. Hay que pensar como pasar de los social
a lo político al margen de los canales representativos de la democracia
liberal. Las instituciones son necesarias : acuerdos que se materialicen en
normas y estructuras organizativas estables que resulten efectivas. Hay que
inventarse modelos organizativos de nuevo tipo, capaz de articular formas de
cooperación social no opresivas y hacerlo a gran escala. Aquí hay muchas y
variadas propuestas sobre las que vale la pena pensar y debatir. Continuamos
con un análisis muy fino de Mayo Fuster Morell sobre las comunidades de
Creación on-line para la construcción de bienes públicos digitales. Su
propuesta es reflexionar sobre sus consecuencias políticas ,evaluando los pros,
contras y ambigüedades de estas formas institucionales y organizativas para ir
avanzando en su calidad democrática. Finalmente acabamos este segundo bloque
con un artículo de David Gallar y nuevamente el coordinador, Ángel Calle
Collado titulado "Estamos en medio". Partimos de nacemos,vivimos y
morimos en una red cósmica, biológica y social y no somos átomos
independientes. Hay luego un intento de definir cuales son las necesidades
humanas que, al margen de las buenas intenciones, me parece condenado al fracaso.
Me parece que son inclasificables, aunque las reflexiones sobre el tema puedan
ser útiles como simples aproximaciones. Las conclusiones del artículo son: 1)
Las resistencias de las formas de nuevos satisfactores ligados a la cooperación
social son el hilo constructor de las nuevas formas de democracia radical 2)
las formas de democracia participativa impulsadas realmente por los poderes
públicos pueden ser elementos dinamizadores de una democracia "desde
abajo".
La Tercera parte se inicia con un artículo del sociólogo
argentino residente en Málaga Nicolás Sguiglia "Libertad, autonomía y
procomún. Movimientos urbanos en la precariedad." Aquí me interesa sobre
todo su análisis de los Centros Sociales de Gestión Ciudadana, sobre todo
porque son experiencias prácticas que se dan en la ciudad de Málaga. Continua
después un artículo del mismo Ángel Calle Collado, Marta Soler Montiel y Marta
Rivera Ferré que es una buena introducción al innovador tema de la democracia
alimentaria a partir de la noción de soberanía alimentaria y las propuestas de
Agroecología Emergente. Nos encontramos luego con un artículo sobre "La
democracia radical en las empresas recuperadas argentinas". El análisis de
Esteban Magnani y de Cintia Mariana Cabral es muy equilibrado : sin sobrevalorar
la dimensión de estos procesos los sitúa muy adecuadamente como experiencias
reales de democracia de base a tener en cuenta.
Acaba el libro en su cuarta parte con tres artículos algo
dispersos, que no acaban de encajar del todo en su presentación como
experiencias de democracia participativa. Sí lo hace el primero, que es una
análisis riguroso y crítico por parte de Margarita López Maya de las formas de
participación política del gobierno venezolano a partir de 1999. El último, de
Mamen Cuéllar Padilla ( Instituto de Sociología y Estudios Campesinos de la
Universidad de Córdoba) analiza el papel de las políticas públicas en el
fomento de redes y sistemas de certificación alternativos.
Con el artículo que sí quiero entrar en abierta polémica es
con el segundo de este bloque, escrito por tres integrantes del grupo Baladre:
José Iglesias Fernández, Óscar García Jurado y Manolo Sáez Bayona que titulan
"De la Renta Básica convencional a la Renta Básica de los iguales".
De entrada quisiera plantear una reflexión crítica sobre la cuestión de la
Renta Básica y luego sobre el planteamiento del artículo. La cuestión de la
Renta Básica plantea varios problemas. El primero es que suponiendo que fuera
posible solo podría aplicarse a nivel mundial. Es evidente que si se aplica en
un país o se cierran las fronteras o los movimientos migratorios serían
insostenibles. Soy de la opinión que las propuestas han de ser posibles: no
podemos defender algo que sabemos que es irrealizable. En segundo lugar tenemos
la idea que un ciudadano por serlo ha de tener unas condiciones mínimas que
aseguren su dignidad. De acuerdo pero los derechos tienen un reciprocidad, es
decir, que comportan unos deberes para que sean posibles para todos. Está claro
que la sociedad exige un trabajo y este trabajo deber ser equitativo pero nadie
puede decidir no trabajar. Lo que se debe garantizar es, por tanto, alguna
prestación, aunque sea en el ámbito doméstico. No puede ser incondicional: lo
que sí debe serlo es la garantía de trabajo, de sanidad, de educación, de
vivienda, de cuidados para los dependientes. Pero es otro planteamiento.
Aclarado esto la radicalidad del artículo me parece cuestionable porque utiliza
un lenguaje escolástico marxista que me parece que confunde más que aclara. No
podemos hablar de "derechos burgueses" si nos referimos a los
derechos humanos. Hablar de "Dictadura de la burguesía" considero que
impide una reflexión más precisa sobre las clases dominantes. Igualmente me
parece discutible la afirmación de que para criticar no es necesario tener
alternativas. Podemos resistir sin más delante de la injusticia, pero hay que
avanzar hacia la formulación de alternativas.
El libro, en conjunto, nos presenta un buen material para
discutir la democracia por venir, es decir, la democracia que queremos.
"Democraca
Radical". Ángel Calle Collado (coordinador), Barcelona: Icaria, 2011