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Foto: Gaston Bachelard |
En 1884, el 27 de junio, en un pueblo de la Champaña
francesa llamado Bar-sur-Aube, nace el matemático, profesor y filósofo Gastón
Bachelard quien tiempo después podría dedicarse a la publicación de diversas
obras que irían en torno a los sueños, la imaginación, las palabras las cuales
estarían profundamente impregnadas por dos espíritus: el científico y el
poético. Bachelard aprovechó los espacios de estudio para poder desarrollarse
dentro del ámbito científico, contando con la proyección de llegar a ser
ingeniero pero en 1914 queda truncado al estallar la Primera Guerra Mundial.
Dicho contexto es lo que le impulsa a explotar su lado poético y reflexivo en sus posturas frente a la situación, por lo que pudo contarse como uno de personajes que fueron base fundamental para el crecimiento en dicho siglo, entre Niezsche y Einstein.
Dicho contexto es lo que le impulsa a explotar su lado poético y reflexivo en sus posturas frente a la situación, por lo que pudo contarse como uno de personajes que fueron base fundamental para el crecimiento en dicho siglo, entre Niezsche y Einstein.
Para abordar a dicho personaje me enfocaré en algunos puntos
importantes antes de tocar el tema principal sobre lo simbólico. Para
Bachelard, la imaginación es “una fuerza psíquica anterior a cualquier
predeterminación – interna o externa – del ser humano y cuya misión consiste,
precisamente, en trascender toda determinación. Es la experiencia misma de
novedad en el espíritu; es la manifestación del sujeto en las cosas y de las
cosas en su hacer el sujeto”1, todo ello nos lleva a dividir al
campo de la imaginación en la material y la dinámica, aunque este tema se
especificará en otro artículo que hable más sobre este tema desde la poética.
Para poder construir las situaciones que se nos presentan en la imaginación es
necesario el control sobre las palabras, por lo tanto también hacerlas
conscientes en plenitud ya que éstas son los ladrillos para poder construir el
edificio de lo simbólico.
Las palabras, para Bachelard, deben ser flexibles ya
que no es una más que otra, pero sí se pueden identificar individualmente por
la potencia que poseen; deben de ser alquímicas ya que las ve como la
manera de transformar la materia con el alma propia como fuerza motriz; en
tercer lugar las palabras deben ser simbólicas ya que se pueden
plasmar sentimientos a través de ellas y por último deben ser materiales porque
parten de un material plástico y se dejan organizar.
En fin, las palabras nos ayudan a poder expresar diversos
sentimientos, ya que éstas están cargadas de poder simbólico que nos ayuda a
enfocar nuestros pensamientos en determinadas situaciones. Los sueños y la
poesía son algunos de los recursos que toman su riqueza a partir de lo
simbólico de las palabras para poder plasmar las ideas en cosas más concretas y
así poder comunicarse con el otro a partir de la asimilación de los límites de
cada uno. Por ejemplo, al hablar de fuego podemos relacionar el término
con diversas fuentes que nutran su significado.
Para llegar a universalizar lo simbólico, debe partir de lo
individual, ya que hay que “poner al descubierto el alma de los demás que
tienen alegrías y tristezas como nosotros, que aman, ríen...”2. para poder explicitar en palabras las cuestiones más
profundas que nos limitan en un compartir; aunque esto no es realmente necesario
dentro de la vida de un científico, ya quecomo lo menciona Marcel Boll en una
de sus obras: “lo que caracteriza al científico moderno es la objetividad
y no el universalismo: el pensamiento debe ser objetivo, será universal en la
medida en que pueda serlo, en la medida en que la realidad lo autorice” 3.
A manera de conclusión pudimos vislumbrar el campo de lo
simbólico desde Bachelard para poder abordarlo desde algunos términos básicos
que él mismo utiliza en el desglose de sus ideas, para poder así profundizar
dentro de los límites propios de cada ser humano. Para poder sintetizar el
pensamiento de tan complejo autor me permito corregir una de las primeras ideas
que expresaba en el artículo ya que veo pertinente aclarar que no podemos
separar las profesiones de Bachelard con comas, sino deben estar íntimamente
unidas con guiones ya que se podría entender la “evolución” no como proceso
sustitutivo sino como complemento de una con otra para llegar a madurar su
postura. “La ciencia crea la filosofía” 4, puede
resumir en breves palabras el pensamiento de Bachelard quien vio un escalón en
la filosofía para poder alcanzar diversas reflexiones que le ayudaron a sus
nuevas proposiciones en el campo del psicoanálisis y de la epistemología.
Fuentes de
información
Sánchez Trabalón, J. (1995). Bachelard, Ediciones
del Orto, Madrid, pp. 92.
Urdanoz, T. (1984) Historia de la Filosofía VII: Siglo XX Filosofía de las creencias, neopositivismo y filosofía analítica, BAC, Madrid, pp. 436
Artículo: Gaston Bachelard: La Poética del Espacio consultado en la página webhttp://aquileana.wordpress.com/2008/01/24/gaston-bachelard-la-poetica-del-espacio/ el día 21 de enero de 2011
Video: Foucault on Bachelard (with English Subtitles), consultado en la página web http://www.youtube.com/watch?v=am6TghIrYEc el día 23 de enero de 2011
Urdanoz, T. (1984) Historia de la Filosofía VII: Siglo XX Filosofía de las creencias, neopositivismo y filosofía analítica, BAC, Madrid, pp. 436
Artículo: Gaston Bachelard: La Poética del Espacio consultado en la página webhttp://aquileana.wordpress.com/2008/01/24/gaston-bachelard-la-poetica-del-espacio/ el día 21 de enero de 2011
Video: Foucault on Bachelard (with English Subtitles), consultado en la página web http://www.youtube.com/watch?v=am6TghIrYEc el día 23 de enero de 2011
Notas
1. Sánchez Trabalón, J. (1995). Bachelard, Ediciones
del Orto, Madrid, p. 20
2. Ibidem, p. 47
3. Marcel Boll, “La formación del espíritu científico”, p. 86 en Sánchez Trabalón, J. (1995). Bachelard, Ediciones del Orto, Madrid,p. 51
4. Urdanoz, T. (1984) Historia de la Filosofía VII: Siglo XX Filosofía de las creencias, neopositivismo y filosofía analítica, BAC, Madrid, p. 45
2. Ibidem, p. 47
3. Marcel Boll, “La formación del espíritu científico”, p. 86 en Sánchez Trabalón, J. (1995). Bachelard, Ediciones del Orto, Madrid,p. 51
4. Urdanoz, T. (1984) Historia de la Filosofía VII: Siglo XX Filosofía de las creencias, neopositivismo y filosofía analítica, BAC, Madrid, p. 45