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Fernand Léger (Francia) La gran parada |
Especial para Gramscimanía |
Mientras la filosofía moderna se ha alejado de la ontología
y la filosofía del sujeto por el estructuralismo, el post-estructuralismo y el
deconstruccionismo, Badiou se ha comprometido con diversos proyectos que
apuntan a revitalizar y reinventar aquella olvidada filosofía.
En su visión, la filosofía quedó gravemente herida cuando decidió sustituir la pregunta de la verdad por la pregunta del significado en medio de la barbarie del siglo XX y la catástrofe que el actual estado de cosas siga sucediendo en el inicio del nuevo milenio. Esta tendencia desgraciadamente condenó todo el pensamiento a las esferas de la lingüística y la ontología (aquí nos referimos a aquella ontología que ha confundido el ser con el ente), piedras de toque de los llamados “anti-filósofos” (Deleuze, Foucault, Lacan, Levinas, Lyotard, entre otros).
En su visión, la filosofía quedó gravemente herida cuando decidió sustituir la pregunta de la verdad por la pregunta del significado en medio de la barbarie del siglo XX y la catástrofe que el actual estado de cosas siga sucediendo en el inicio del nuevo milenio. Esta tendencia desgraciadamente condenó todo el pensamiento a las esferas de la lingüística y la ontología (aquí nos referimos a aquella ontología que ha confundido el ser con el ente), piedras de toque de los llamados “anti-filósofos” (Deleuze, Foucault, Lacan, Levinas, Lyotard, entre otros).
Badiou sostiene que la filosofía debe recuperar su
universalidad, esto es, una nueva actualidad, pero no simplemente regresando a
los racionalismos de la Ilustración y rechazando los desarrollos del
pensamiento postmoderno y sus advertencias de totalización (lo Uno sobre lo
múltiple, el Sujeto sobre lo otro); más bien, como Peter Hallward explica con
sorprendente brevedad, Badiou busca elaborar una compleja revuelta filosófica que
nos permita rescatar la razón del positivismo, el sujeto de la deconstrucción,
el ser de Heidegger, lo infinito de la teología, el acontecimiento de Deleuze,
la revolución de Stalin, la crítica del estado de Foucault,... y la afirmación
del amor de la cultura popular americana. [Badiou...] reinvindica una filosofía
del sujeto sin recurso a la fenomenología, una filosofía de la verdad sin
recurso a la adecuación, una filosofía del acontecimiento sin recurso al
historicismo.
Para Badiou, el imperativo fundamental subyacente en todos
estos antagonismos es que la filosofía debe asegurar un espacio para el
pensamiento, mismo que nos permita pensar de nuevo las ideas. Para lograr un
retorno radical a la verdad y fortalecer el pensamiento filosófico frente a la
actual pasividad, Badiou afirma que la filosofía debe colocarse fuera de la
representación (lenguaje) y, al mismo tiempo, no debe confundir la pregunta
“por qué el ser” respondiendo con el ente. Este es un problema ontológico que
exige una reconciliación entre una nueva ontología y una nueva teoría del
sujeto.
En El ser y el acontecimiento (Buenos Aires,
Manantial, 2003), su principal texto, Badiou nos presenta el avance de este
proyecto, donde encontramos dos proposiciones fundamentales: la primera, “las
matemáticas son la ontología”, y la segunda, la novedad sucede en el ser bajo
el nombre de “acontecimiento-verdad”. Las consecuencias de estas proposiciones
son una re-legitimación de la filosofía, el despliegue de una ontología
materialista y el desarrollo de una nueva praxis del pensamiento --estas son
las consecuencias que conceden a la filosofía de Badiou su carácter
revolucionario.
En términos de Badiou, la proposición “las matemáticas son
la ontología” es una idea filosófica condicionada por un acontecimiento-verdad
en la esfera de la ciencia. Este acontecimiento-verdad fue el descubrimiento de
Cantor de la teoría de conjuntos y su subsecuente axiomatización (teoría que
formaliza la noción de infinito bajo la forma de números transfinitos). Badiou
se apoya en las matemáticas y su axiomática de lo infinito para adoptar un
método para la filosofía que le permita pensar la multiplicidad pura (lo
infinito). Según el propio Badiou, la teoría de conjuntos lo despertó de su
“sueño sartreano” y le proporcionó el concepto que él llama
“acontecimiento-verdad”, rompiendo con el impasse de la ontología
moderna. Así, en El ser y el acontecimiento, nuestro autor analiza la
pertinencia de los axiomas matemáticos y, al tiempo, elabora una concepción
matemática del infinito que sobrepasa a todas las concepciones metafísicas en
la historia de la filosofía.
Ahora bien, el primer elemento que uno debe examinar aquí es
el de “condicionar”: ¿qué significa para una idea filosófica el estar
“condicionada” por un acontecimiento-verdad dado en una esfera heterogénea?
“Condicionar” es una operación filosófica que analiza los procedimientos de
verdad que ocurren fuera de la filosofía. Según Badiou, la existencia y
vigencia de una filosofía depende de la articulación de los actuales
procedimientos de verdad y los conceptos filosóficos propios como ser, verdad y
sujeto. Badiou sostiene que los procedimientos de verdad ocurren sólo en cuatro
esferas: en el arte, la política, la ciencia y el amor. Así, postula una tarea
central para la filosofía: producir el “ensamble” (síntesis) de los
procedimientos de verdad contemporáneos. Esta articulación es la que transforma
aquellos procedimientos de verdad independientes en “condiciones” de la
filosofía, esto es, el pensamiento filosófico crea su propia práctica en el
despliegue (dinámica) de esas condiciones.
Sin embargo, Badiou enfatiza la separación de la filosofía
de sus condiciones para prevenir lo que él denomina un “desastre”. Un desastre
ocurre, a sus ojos, cuando la filosofía intenta fusionarse con una de sus
condiciones, es decir, cuando la filosofía tiene el deseo de producir la
verdad en una esfera del pensamiento externa a ella. En este sentido, la
filosofía trata de convertirse en política, o ciencia, rivalizar con la literatura,
o crear nuevas figuras sobre la relación amorosa. Para Badiou, la verdad ocurre
fuera e independientemente de la filosofía. Por ello, la filosofía misma no es
un procedimiento de verdad genérico, si bien, puede adoptar muchos aspectos de
los procedimientos de verdad. El corolario de esta crítica es que se requiere
un estricto deslinde entre la filosofía y sus condiciones externas.
Ahora bien, el acontecimiento-verdad, la novedad en el
horizonte del ser, puede ocurrir, según Badiou, en un tiempo indiscernible,
pero no en un lugar cualquiera; el acontecimiento-verdad está generalmente
localizado en un “sitio de acontecimiento” cuya principal característica es que
está al borde del vacío; en otras palabras, donde las razones fundamentales de
las formas dominantes de organización y reconocimiento han cesado de tener
sentido y significado. Un acontecimiento-verdad, contrario a los sucesos de la
vida diaria, rompe con el orden establecido de las cosas, con el status quo
(por ejemplo, la encarnación y muerte de Jesucristo en la esfera de la
religión, la Revolución Francesa en la política); si éste es reconocido, se
expande fuera del sitio del acontecimiento y origina la intervención de ciertos
sujetos “fieles a la verdad” que desarrollan las implicaciones (rupturas) del
acontecimiento, entonces se inicia la transformación radical de la situación.
Para Badiou, no hay fundamento para el acontecimiento-verdad: no es previsible,
ni tiene una causa identificable, tampoco surge debida a alguna otra situación,
no obstante, pertenece a la categoría de “no-ser-en-tanto-ser” (de la
inconsistencia de la multiplicidad). De esta manera, Badiou coloca la
contingencia absoluta del acontecimiento-verdad como el rasgo más importante de
su nueva teoría de la praxis.
La filosofía de Badiou es una filosofía disruptiva y
radicalmente nueva en su posibilidad, sobretodo a partir de su concepto de
acontecimiento-verdad que interrumpe el estado de cosas. Recordando a su
maestro, Jacques Lacan, Badiou sostiene que la verdad “hace agujero en el
saber” y orienta la acción del sujeto portador de la misma. Si, con Badiou,
concebimos la verdad como la interrupción del conocimiento aceptado y la
intervención del sujeto en su propia situación como el reconocimiento del
acontecimiento-verdad, podemos considerar a Badiou como un filósofo que busca
roturar y cultivar un espacio donde pensar estas rupturas. De ahí que Badiou
pueda ser caracterizado como un filósofo de la revuelta y la posibilidad, y su
pensamiento como la praxis de un compromiso inquebrantable para crear la
posibilidad de pensar “lo otro del saber”.