Por otra parte, de acuerdo con la evaluación general de la
investigación sistemática del Centro de Estudios de Política Europea, en
relación con el paralelo de los dos países una década antes del inicio de la
crisis de la deuda, así como durante el período de su gestión, un mínimo de
acciones estructurales económicas y políticas son factibles para evitar la
repetición de la quiebra histórica de Argentina, pero a una escala mayor en el
caso de Grecia.
Αργεντινή 2001, Ελλάδα 2011. Η ιστορία επαναλαμβάνεται http://www.igraphics.gr/economy/gr-c/argentini-ellada-omoiotites-diafores |
Una década de Unión Monetaria parcial
Desde principios de 2010, una gran parte de
observadores independientes hizo hincapié en que Grecia se enfrentaba con un
problema de solvencia económica, en lugar de un problema de liquidez económica,
como en el caso de la Argentina hace una década.
En 1991, a fin de estabilizar la inflación,
Argentina invirtió en el resultado de un experimento radical: En la adhesión a
la unión monetaria parcial con los EE.UU., un paso antes de la sustitución
completa de la moneda nacional y la política monetaria argentina por el dólar
de EE.UU. y la política del Banco Federal de EE.UU.
Al principio, el nuevo ajuste funcionó bien. La tasa de
crecimiento se movió hacia arriba, ganando la confianza de los inversores
extranjeros, lo que resultó en un ingreso inmediato de capital extranjero a
través de inversiones, principalmente en el sector bancario.
Diez años más tarde, es decir, en el año 2001, la
economía griega tuvo una experiencia similar, adhiriéndose a la Unión Monetaria
Europea. Abandonó la soberanía monetaria y la divisa de la dracma, a fin de
superar, entre otras cosas, los problemas financieros y la desinflación. Por un
período de aproximadamente nueve años, según parecía, hubo un equilibrio
presupuestario, la inflación estuvo controlada y el desarrollo mostró un
importante crecimiento, impulsado por ingresos continuos de capital barato,
debido a la convergencia financiera europea.
Para Argentina, las primeras tendencias negativas
aparecieron y evolucionaron a lo largo de toda la década de los ´90. Una serie
de choques externos políticos y económicos, como la crisis mejicana de 1994,
la alta evaluación del dólar en 1995, la crisis de Asia oriental en 1997,
la bancarrota rusa en 1998 y la crisis monetaria en Brasil en 1999,
llevaron la moneda nacional a un estado de grave sobrevaloración, dependiendo
del estado de equivalencia con el dólar, lo que resultó en la aparición y el
empeoramiento constante de los déficit externos y la desaceleración paulatina
del desarrollo. Mientras tanto, los desequilibrios fiscales acompañados por el
aumento de la corrupción, así como los gastos públicos excesivos, empeoraron a
tal punto la situación, así que poco antes del 2000 los
inversionistas comenzaran a preocuparse por el futuro económico del país (o sea
de los intereses de las élites económicas griegas y extranjeras en el país) en
relación directa a su solvencia, lo que condujo al descenso del valor de los
bonos del Estado.
Al igual que en Argentina, los problemas griegos comenzaron
a surgir bajo la presión de los acontecimientos externos. Después de la crisis
financiera internacional de 2008, la noción del riesgo económico en los
mercados financieros internacionales cambió drásticamente, el ingreso de
capital a Grecia se redujo significativamente, y junto con él se redujo la tasa
de desarrollo. En relación con las denuncias sobre las estadísticas
falsificadas y la enorme deuda pública y externa acumuladas, en breve los
nuevos datos hicieron huir a los inversores internacionales, por lo que el
spread de los bonos emitidos por el gobierno griego aumentó dramáticamente en
un período de casi un año.
Enfrentándose a la
crisis: La austeridad fiscal
A pesar de un crecimiento positivo en la economía durante la década
de 1990, la deuda de la Argentina casi se duplicó (de un 34% a más del 60% del
PIB), debido principalmente al aumento de las necesidades de fondos para cubrir
los gastos fuera del presupuesto (por ejemplo, para las deudas preexistentes,
tales como las deudas vencidas a pensionistas y proveedores), y debido a gastos
excesivos en un sistema tributario caracterizado por los analistas como opaco.
A partir de 1999, principalmente bajo la presión del FMI y de las
condiciones de los tres programas consecutivos de apoyo financiero, el gobierno
adoptó una serie de leyes (cuatro en un período de dos años) a fin de controlar
el déficit público y recuperar la confianza, en el mercado.
El último conjunto de leyes más duras, conocida como
“Legislación de Déficit Cero”, aprobada en julio de 2001, tenía como fin
poner en práctica los compromisos a un presupuesto equilibrado, desde el cuarto
trimestre del mismo año, apuntando, al mismo tiempo, a causa de la corta
duración de las medidas, a apaciguar las reacciones sociales. Pero a finales
de 2001, el déficit no fue cero, de acuerdo con los objetivos, sino que había
alcanzado el 6% del PIB, mientras que la tasa de crecimiento oscilaba por el
-4,5, si el objetivo era un 3,5%, dando lugar al estallido de violentas
protestas por todo el país.
La experiencia griega del control de los gastos corrientes
no es muy diferente. Desde el período del inicio de los intensos problemas
financieros, el gobierno griego propuso y validó tres diferentes planes de
“saneamiento” de la economía. En enero de 2010 (justo antes de la
primera intervención del FMI), el recientemente electo gobierno de Papandreu
anunció las reformas del presupuesto para reducir el déficit presupuestario,
del 12,9% del PIB a menos del 3% en 2012. A pesar de la adopción del plan de
reforma por la Comisión Europea, en breve la implementación del plan resultó
imposible.
A principios de mayo de 2010, después de la aprobación del
paquete oficial de “apoyo” económico a Grecia por el FMI, el plan de
saneamiento fiscal amplió el objetivo de la reducción del déficit por debajo
del 3% hasta 2014. Sin embargo, durante la tercera revisión en junio
de 2011, los objetivos intermedios del proyecto fueron evaluados y resultó que
estaban lejos del objetivo, Entonces el FMI impuso la planificación de un
programa de emergencia adicional como una condición para la aprobación del
nuevo plazo. Como resultado de ello, el gobierno griego se vio forzado a
presentar un nuevo plan de austeridad para el período 2012-2015, para
procurarse 28,6 millones de euros en el períodode 2012 a 2015.
Una diferencia notable entre Argentina y Grecia es el hecho
de que Argentina no tuvo la oportunidad de recurrir a privatizaciones de
organismos públicos para reducir la deuda, ya que casi todos los bienes del
Estado se habían vendido en la década de los ´90.
El apoyo externo: El
FMI y los otros
En el caso de Argentina, donde los acreedores extranjeros
comenzaron a poner en duda la capacidad del país para reducir la deuda bajo
control, la comunidad internacional intervino proponiendo grandes paquetes de ayuda
financiera. En marzo de 2000, el FMI aprobó un programa “preventivo” de
tres créditos de 7.200 millones dólares, destinados a recuperar el crecimiento
y reducir el déficit presupuestario (fiscal), principalmente a través de
reformas estructurales. A pesar de que, a continuación los objetivos fueron
revisados y se
limitaron, al final ninguno de ellos no fue alcanzado.
Dada la dificultad prolongada de financiación externa y la
incapacidad del país de acceder a los mercados internacionales capitalistas, en enero
de 2001, el FMI acordó en un aumento del acuerdo “preventivo” a la cantidad de
los 13.7 millones de dólares, mientras que, al mismo tiempo, después de su
mediación, fue promovido un plan de financiación adicional por fuentes
oficiales y privadas. Por lo tanto, un plan de rescate de alrededor de 40 mil
millones de dólares fue presentado por el gobierno argentino como parte de un
sistema de protección adicional de los préstamos concedidos (excepto el del
FMI) por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el gobierno
de España, en combinación con las garantías de financiación procedentes del
sector privado, que podrían “proteger” Argentina de su incapacidad de acceder
en los mercados internacionales.
No obstante, el fracaso de la consecución de los objetivos
fiscales (de acuerdo con los resultados negativos de la tercera revisión
realizada por el FMI), resultó un factor catalizador para el aumento del
contrato de préstamo de unos 8 mil millones de dólares, el 7 de septiembre
de 2001, (llegando así el total a los 22 mil millones de dólares) por el FMI.
Una vez más, el caso de Grecia se asemeja notablemente al
caso de Argentina, pero a una escala mayor. En mayo de 2010, el FMI y
unos Estados miembros de la Unión Europea acordaron en un paquete de medidas de
emergencia, con el fin de ayudar a resolver los problemas de liquidez, al
tiempo que impusieron un programa de ajuste de los datos económicos muy duro,
con el objetivo de reducir el déficit. A pesar de las acciones a las que
procedió el gobierno griego, de acuerdo con los dictados del FMI, del BCE y de
la UE, los objetivos intermedios no se alcanzaron reiteradas veces. Ante el
riesgo claro de incumplimiento con sus obligaciones, fue propuesto un nuevo
paquete de alrededor de 80 mil millones de dólares, bajo la condición de la
imposición de un nuevo programa de austeridad más duro.
La ola de retiros
En Argentina, en 2001 la situación se había
deteriorado hasta un grado irreversible y la perspectiva de la quiebra parecía
inevitable, al punto de que decenas de miles de personas acudieron a los bancos
para hacer retiros de sus depósitos. En este mismo momento la convergencia
monetaria con el dólar llegaba a su punto final. También, los sucesivos
acuerdos de préstamos por el FMI, con sus condiciones consecuentes de
imposición de duras medidas económicas que habían afectado principalmente a los
bajos ingresos, habían reducido a la clase media, habían aniquilado las tasas
de crecimiento y habían disparado las tasas de desempleo, compusieron los detalles
del peor guión posible que pronto se convertiría en realidad.
El 30 de noviembre de 2001, comenzó la llamada “corrida
bancaria” (bank run). Las reservas del Banco Central disminuyeron en 2 mil
millones de dólares en un solo día. En respuesta, el presidente De la Rúa
impuso una amplia gama de restricciones a las transacciones bancarias, conocida
como “el corallito”, que incluía un límite de retiro de 1.000 dólares por mes.
Unos fenómenos parecidos de retiros masivos de depósitos
personales se registraron en Grecia, bajo el miedo de la repetición de la
medida restrictiva de Argentina y el miedo a un posible retorno a la dracma.
Dentro de sólo 2 años, a partir de octubre de 2009 la reserva de
depósitos en Grecia se estima que ha disminuido en alrededor de 50 mil millones
de dólares, mientras que, por ejemplo, en septiembre de 2011 se
estima que se han realizado retiros de alrededor de 5,5 mil millones de dólares
y en octubre de 2011 se retiraron unos 6,8 billones de euros.
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Título original: “Similitudes y diferencias entre la Grecia de 2011 y la Argentina de 2001” http://verba-volant.info/es/similitudes-y-diferencias-entre-la-grecia-de-2011-y-la-argentina-de-2001/ |