
La agencia calificadora de riesgo Standard & Poor’s rebajó el pasado viernes la nota de las deudas soberanas de 9 de los 17 países de la zona euro, entre ellas la de Francia y la de Austria degradando más tarde la nota del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Sin embargo quizás sea más importante el hecho de que la agencia de origen norteamericano dejó indemne la deuda de Alemania, que es el mayor acreedor de los bancos centrales de la zona y por lo tanto sus bancos son los más expuestos al riesgo de una serie de impagos. Como señala el periodista de El País, Claudi Pérez “S&P no rebaja la nota de Alemania y sí la de casi todos los demás: de esa manera culpa más a los países que señala que a la política de austeridad generalizada de Europa. Berlín salió ayer por donde duele, reclamando más rapidez en los recortes, más crudeza si es necesario.” Parece que Estados Unidos metió la cola pero no para provocar el caos en la eurozona. La medida de S&P, ya largamente anunciada y contrarrestada por las otras dos calificadoras de riesgo Moody’s y Fitcht que mantuvieron las notas sin cambios, es sospechosa de estar orientada como variante de máxima a presionar por una intervención más categórica del Banco Central Europeo y como variante intermedia a apurar los términos del Pacto Fiscal acordado por la última cumbre de la Unión Europea el pasado 9 de diciembre. Cuestión que en parte se verifica por el hecho de que Merkel haya salido inmediatamente a reclamar más rapidez en los acuerdos y mayor crudeza (¡Más aún!) en los ajustes. No puede descartarse no obstante como variante de mínima una jugada especulativa que combinada con la intervención de las otras agencias, busque tensionar la soga sin romperla.