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Gramsci y su casa natal
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En una carta dirigida a su madre, después del saludo
cariñoso Antonio Gramsci le dice sencillamente que lleva cinco navidades
privado de libertad, la primera, en 1926 desterrado en Ustica y las cuatro
siguientes, encarcelado. Pero, a pesar de eso, dice Gramsci, no le ha
abandonado la serenidad y cree que se ha hecho más sabio y se ha enriquecido
con nuevas experiencias. Obviamente que ha envejecido cuatro años, pero a pesar de los
tormentos no se siente viejo porque no ha perdido el gusto por la vida, porque
tiene metas y proyectos. Lo más importante es que todavía no ha empezado a tener miedo a la
muerte. En la carta siguiente, agradece a su hermana que le hayan enviado el
pan de maíz sardo para comerlo en Navidad y hay una gran ternura y una gran
fortaleza en cada una de las palabras que dedica a sus seres queridos. Hoy,
cuando las luces y la música invaden nuestras ciudades, hay muchas personas,
como Gramsci que también pasarán la Navidad lejos de su familia, que añorarán
el calor y el pan del hogar. Pero para ellas también será Navidad si, como
Gramsci, mantienen la esperanza y no dejan que les arrebaten el gusto por la
vida.
Sea propicia también esta ocasión para enviarle un gran
saludo pleno de amor a nuestro comandante Chávez, que en esta Navidad lucha por
su vida, porque no teme a la muerte, porque sabe que hay millones de voces que
piden que regrese a su Patria, porque todavía quedan algunas cosas por hacer. Como comenzar a construir el socialismo…