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Karl Marx por Baptistao |
En "Cómo cambiar el mundo" (Crítica), una de las
obras más relevantes de las publicadas en la Argentina durante este año, el
celebrado historiador Eric Hobsbawm estudia el impacto del pensamiento de Karl
Marx y de Frederick Engels, y plantea que el autor del Manifiesto comunista
todavía tiene mucho que decir.
Álvaro José Aurane
Hay una cuestión
histórica. Es el fin del marxismo oficial de la ya extinta Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas. A dos décadas de su desaparición, ya ha pasado
suficiente tiempo como para que Marx se haya liberado de la identificación
pública con el leninismo, en la teoría, y con los regímenes leninistas, en la
práctica. Y hay otra circunstancia de indudable actualidad. El mundo
capitalista globalizado que surgió en la década de 1990 era, en sus aspectos
cruciales, asombrosamente parecido al mundo que él anticipó en el Manifiesto
comunista. Un panfleto que, casi de manera premonitoria, se dio el lujo de
celebrar sus 150 años de vida en ese año de intensa agitación económica como
fue 1998.
Este es tan sólo un par
de motivos por los cuales, a criterio de Eric Hobsbawm, el historiador vivo más
conocido del planeta, queda perfectamente esclarecido que todavía hay muchas y
buenas razones para tener en cuenta lo que Marx tiene que decir acerca del
mundo.
Cómo cambiar el mundo es,
entonces, una utopía esencial, una pregunta quemante en esta coyuntura de
mercados crujientes, y una de las publicaciones más importantes aparecidas
durante este año, cuanto menos, en la Argentina. Una obra que, en 500 páginas,
indaga la consigna de su título en esas mismas tres categorías.
Precisamente, una primera
aclaración acerca de Cómo cambiar el mundo consiste en que se trata de una
recopilación de las obras del intelectual británico que están vinculadas con el
marxismo y que fueron escritas durante más de medio siglo. Concretamente, entre
1956 y 2009. El volumen es, básicamente, un estudio del desarrollo y del
impacto póstumo del pensamiento de Karl Marx y del inseparable Frederick
Engels.
De esta delimitación
surge una segunda advertencia: no es una historia del marxismo, aunque incluye
seis capítulos que Hobsbawm escribió para Storia del Marxismo, publicada en
Italia entre fines de los 70 y principios de los 80. Esos capítulos, revisados,
corregidos y reescritos, han sido complementados con otro (el XV) sobre la
recesión marxista a partir de 1983. Una recesión que no es solamente política
sino, fundamental y lamentablemente, intelectual.