
Camila Valdés León
Suele ser usual que, al
enfrentarse el lector a un escrito teórico, su concentración se dirija hacia el
análisis de la textualidad, las relaciones internas de las ideas, los
postulados principales. Mucho de temor tiene ese atrincherarse en lo textual y
no mirar demasiado hacia las redes dentro de las cuales todo escrito está
inmerso.
Hay que reconocer que no
es tarea para nada sencilla estar pendiente de los vasos comunicantes múltiples
que unen al autor con sus palabras, a estas con las dichas antes, durante y
posterior a ellas; y a las siempre cambiantes concretizaciones que en el acto
de lectura se realizan. Vista de esta manera, la
estructura textual se nos presentaría entonces como un cuerpo vivo que se comba
y se ramifica, y que no debe nunca reducirse a la simple lectura de sus
conexiones internas, puesto que es parte conformante de un río mayor: el de las
palabras y el de los hombres anclados, de manera irremediable, a ellas y a sus
procesos históricos reales.
Esta serie de artículos
son un intento por entender la trayectoria de acción y de pensamiento de un
autor caribeño de influencia grande sobre el pensamiento tanto latinoamericano
como africano y europeo: Frantz Fanon. Al igual que otros, como C.L.R. James o
Aimé Césaire, sus escritos forman una unidad con su praxis. Su labor teórica no
es, pues, solo propuestas en papel y tinta; sino necesidad sanguínea de
preguntarse a sí y a los otros por aquello que le conforma vital y dolorosamente.