
Alberto Rabilotta
Las economías de Estados Unidos, Reino Unido, Europa y Japón no van bien. Donde no hay contracción predomina un pernicioso estancamiento. El desempleo sube, los salarios y el consumo bajan. Y la situación irá agravándose a medida que se apliquen los planes de austeridad que han recortado o recortarán el gasto estatal para el acceso al seguro de desempleo, que bajarán o limitarán los pagos a los jubilados y demás programas sociales, los llamados “estabilizadores automáticos” que sirven para aliviar el impacto del frenazo de la economía sobre las clases trabajadoras. En entrevista con la televisión de la agencia Bloomberg el economista Nouriel Roubini afirmó esta semana que la economía estadounidense, según su lectura de los índices económicos, está atascada y yendo hacia una recesión. Un diagnostico similar puede ser hecho a partir de la lectura de los principales índices en el resto de las economías avanzadas.
Buenas noticias, malos resultados
Un despacho de John Helyar para la agencia Bloomberg, del 26 de agosto pasado, asegura que medianas empresas estadounidenses que fabrican productos muy específicos, no fácilmente reproducibles por competidores extranjeros y que tienen mucha demanda en las economías emergentes con fuerte desarrollo económico están “abrazando” a China e India para derrotar el estancamiento en Estados Unidos, y de paso haciendo ganancias “que exceden las de los grandes manufactureros”.