
El 20 de febrero de 1989, en la sede del Banco Central de Venezuela (BCV) un pesado cargamento de lingotes de oro fue trasladado en gandolas, desde las bóvedas de la institución, hasta el puerto de La Guaira, donde fueron embarcadas con destino a Londres (Inglaterra). Dos días antes, bancos extranjeros habían exigido al gobierno garantías en oro y petróleo a futuro para entregar los empréstitos solicitados por Venezuela. El traslado de 8 toneladas de oro serviría como “garantía del préstamo”, conforme a la exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI), luego de la firma de la carta de intención en la cual le financiaban a Venezuela 4 mil 500 millones de dólares para afrontar el déficit económico.