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Mao y Kissinger por Zang Fanzhi |
La superpotencia en ascenso muestra sus músculos. En su nuevo libro, Henry Kissinger explica cómo evitar el "duelo del siglo".
Niall Ferguson
La secretaria de estado de EE. UU., Hillary Clinton, piensa que el Gobierno chino está "asustado" por la primavera árabe. "Están preocupados —dijo en la revista Atlantic—, y tratan de detener la historia, lo cual es una tontería. No pueden hacerlo". Éstas son palabras —desaforadas, inmoderadas, poco diplomáticas, y muy probablemente contraproducentes— que uno nunca podría imaginar en boca de su predecesor Henry Kissinger.
Pasaron 40 años desde que Kissinger realizó su misión secreta a China, para preparar el terreno de la histórica visita del presidente, Richard Nixon, el siguiente año. Desde entonces, visitó ese país más de 50 veces. Y si hay algo que aprendió es esto: la verdadera tontería consiste en presionar a los chinos.
Mucho cambió en el mundo desde el primer viaje de Kissinger a China (en 1971, ¿quién se habría atrevido a pronosticar que el enemigo público número 1 de EE. UU. sería un fundamentalista islámico de origen saudí que se ocultaba en un complejo habitacional amurallado en Pakistán?). Pero hay al menos dos cosas en la política exterior estadounidense que permanecen constantes: la relación con China continental, reavivada por Kissinger después de más de 20 años en el freezer, y Kissinger mismo, consultado de manera formal o informal por todos los presidentes, desde John F. Kennedy hasta Barack Obama. On China (Sobre China), el nuevo libro de Kissinger, es un recordatorio de por qué los líderes estadounidenses todavía desean consultarlo. A los 88 años sigue sin tener ningún rival como pensador estratégico.
Mucho cambió en el mundo desde el primer viaje de Kissinger a China (en 1971, ¿quién se habría atrevido a pronosticar que el enemigo público número 1 de EE. UU. sería un fundamentalista islámico de origen saudí que se ocultaba en un complejo habitacional amurallado en Pakistán?). Pero hay al menos dos cosas en la política exterior estadounidense que permanecen constantes: la relación con China continental, reavivada por Kissinger después de más de 20 años en el freezer, y Kissinger mismo, consultado de manera formal o informal por todos los presidentes, desde John F. Kennedy hasta Barack Obama. On China (Sobre China), el nuevo libro de Kissinger, es un recordatorio de por qué los líderes estadounidenses todavía desean consultarlo. A los 88 años sigue sin tener ningún rival como pensador estratégico.