
Los griegos no consideraban la locura como patología, sino como posesión divina, una forma de conocimiento y una posibilidad de felicidad. El ensayo que da título a este libro desvela el origen de la posesión primigenia -la erótica, provocada por las ninfas, de cuyo súbito y delirante rapto son presa los hombres-. Pero para Calasso la posesión no es exclusiva del mundo antiguo y, más allá de lo erótico, es un fenómeno perenne que se experimenta en los aspectos más elementales de la vida: "ocurre al despertar, al salir a la calle". El verdadero poder, invariablemente, adopta el rostro de ciertos seres femeninos: las Ninfas. Y eso es algo que un dios como Apolo debe ocultar a toda costa. Por eso decide apropiárselo, encubriendo así su verdadero origen, el origen inasible de lo femenino. Roberto Calasso nos narra con una maestría inigualable este robo fundacional. Sin embargo, lo más importante todavía continúa oculto: saber que el conocimiento proviene de la locura..., la locura que viene de las ninfas como un estado donde nuestra mente es invadida por potencias que nos exceden y que nos transportan a estados de conciencia que de otra forma pasarían inadvertidos.
En alguna ocasión, Calasso comentó que la posesión es un punto fundamental en sus obras. Es el lazo que las une y las atraviesa de arriba abajo.