
Iñigo Sáenz de Ugarte
Entre rumores, desmentidos y reuniones de emergencia, Grecia vuelve a primera línea de fuego porque la UE se niega a admitir la realidad. Grecia no podrá devolver el dinero que ha recibido para salir del hundimiento financiero ni podrá hacer frente a la devolución de su deuda. No hay más salida que una suspensión de pagos y una quita de parte de esa deuda.
Como cuando una empresa entra en bancarrota, Grecia necesita negociar con sus acreedores y éstos deben admitir que una parte de la deuda debe evaporarse. Es lo que ocurre cuando prestas dinero a alguien que no lo puede devolver.
Y en el caso de un Estado, no cabe la liquidación de los activos y el cierre de su actividad. Ya les gustaría a algunos.
Al igual que en el caso de Irlanda, la UE no puede permitirlo. Su prioridad es proteger a los bancos alemanes, franceses y norteamericanos. Ante la tesitura de salvar a los bancos o salvar a un país, no ha habido ninguna duda desde el inicio de esta crisis.