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Umpiérrez |
Mounir Shafîq
Esperábamos que la joven revolución popular en Libia concluyera de la misma manera que finalizaron las revoluciones en Túnez y en Egipto: con la salida del presidente y la caída de su régimen. Esto, sin contar con algunas dificultades y sobre todo con el carácter de Gadafi y la naturaleza de su régimen. La revolución de Libia forma parte del proceso revolucionario que se desarrolla en la inmensa mayoría de los países árabes, comenzando por Túnez y Egipto, pasando por Yemen y en Bahrein.
Sin embargo, los últimos acontecimientos que llevaron a la intervención militar de los Estados Unidos, de Francia y de Gran Bretaña en Libia, cambiaron la situación y nos obligan a revisar nuestro análisis.
Antes de la intervención, el pueblo se enfrentaba a un tirano que se había asociado con los Estados Unidos desde el año 2003. Él y sus hijos se apoderaban de las rentas del petróleo. Depositaron cerca de 30.000 millones de dólares en bancos y sociedades estadounidenses y alrededor de 20.000 millones de dólares en Gran Bretaña. A esto debe añadirse su importante papel en la secesión del sur de Sudán y sus esfuerzos para lograr el desmembramiento de Sudán comenzando con Darfur.