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Paul Klee / Jardín en Túnez |
Alan Woods
La salida precipitada del Presidente ha preparado el terreno para una maniobra por arriba, con la ansiosa mano de Washington moviendo los hilos entre bastidores.
El maravilloso movimiento revolucionario de los trabajadores y los jóvenes tunecinos es una inspiración y un ejemplo para el mundo entero. Por más de una semana Túnez ha estado viviendo una revolución de dimensiones épicas. El levantamiento de masas en Túnez ha desembocado en el derrocamiento del odiado dictador Zine al-Abidine Ben Ali después de 23 años en el poder.
El levantamiento cogió a casi todo el mundo por sorpresa, incluido el gobierno. El 6 de enero la revista The Economist dijo con confianza: "Es improbable que los problemas de Túnez terminen con el derrocamiento del presidente de 74 años de edad o, incluso, que sacudan su modelo de autocracia". La nación norteafricana era como un refugio de estabilidad y prosperidad relativas, aunque gobernada con mano de hierro. Para los inversores extranjeros, Túnez ha sido un lugar seguro para invertir y una fuente de mano de obra barata. Para los turistas era un lugar para tumbarse al sol y disfrutar de la vida.