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Foto: Sócrates, en sus buenos tiempos... |
Sócrates declaraba en una entrevista recientemente que quería morir un domingo
con el Corinthias campeón. Y parece que la vida le devolvió todo lo que él le
había dado. Moría el domingo 4 de diciembre, la tarde que su equipo se
proclamaba campeón por 5ª vez.
Manel Ros
El fútbol, como cualquier otro aspecto de la vida, también
puede convertirse en una herramienta de lucha y reivindicación. Y así fue para
Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira, más conocido como
Sócrates. El mítico medio centro brasileño, que murió el pasado domingo 4 de
diciembre, ha dejado no sólo imágenes de un fútbol precioso y preciso, sino una
historia de lucha, compromiso y autogestión que hay que recordar. Y hay que
hacerlo porque como muchas otras veces, muchos medios, sobre todo los
deportivos, han escondido –o simplemente no han mencionado– una de las
experiencias más importantes de autogestión y lucha en el fútbol mundial.
Hoy se habla, y mucho, del control de entrenadores como
Guardiola o Maurinho sobre sus jugadores e incluso sobre sus clubes. Control
casi dictatorial y regulado por el mercado, en este caso el futbolístico, muy
relacionado con la época que nos ha tocado vivir. La visión del ex-jugador de
la selección brasileña y por encima de todo de su amado Corinthias, "ser
del Corinthias es como una religión" decía, era la de un club y un equipo
donde mandaran todos los jugadores y las decisiones se tomaran de forma democrática
y autogestionada: lo que fue más conocido como "Democracia
Corinthians".
Bajo la dictadura
Fue, por extraño que parezca, bajo el régimen de la
dictadura brasileña, en 1981, donde surgió esta iniciativa. Liderada por el
director del equipo Atilson Monteiro Alves y el mismo Sócrates. La autogestión
del club por parte de los propios jugadores se empezó a introducir,
democratizando su funcionamiento a todos los niveles, en una sociedad a la que
paradójicamente se le negaba cualquier tipo de democracia. Todos los jugadores
participarían en todas las decisiones y siempre se trataría de alcanzar por
consenso: los entrenamientos, los fichajes, los salarios, etc. El ejercicio de
esta democracia directa en un ámbito donde no se había dado nunca era sin duda un
desafío a la dictadura militar. Si se podía hacer en un vestuario de un club
tan importante como el Corinthias, ¿por qué no en el resto de la sociedad?
Cuando el régimen empezaba a ceder organizando unas elecciones para elegir al
gobernador del Estado de São Paulo, fueron los jugadores del Corinthias los
primeros en salir con una camiseta donde ponía "Día 15, vote",
instando a la gente a participar en ellas. Pero no era suficiente. La demanda
de unas elecciones en todo el país rápidamente se tradujo en una nueva camiseta
con el lema "Democracia ya" o "Quiero votar al presidente".
A través de estas acciones, el nombre de "Democracia Corinthians"
quedó de forma permanente en sus camisetas, y los puños alzados de los
jugadores al salir al campo se convirtieron en un símbolo contra la dictadura.
Pero la autogestión y la democracia directa no afectaron a su rendimiento
deportivo. En 1983 se proclamaban campeones de Brasil.
Roberto Pascua
desmantela la iniciativa autogestionaria
Por desgracia, y como muchas veces ocurre con movimientos
que quieren ir más allá, unas elecciones –esta vez dentro del club y bajo
fuertes sospechas de fraude– acabaron con la "Democracia
Corinthians". La candidatura de Roberto Pascua, afín a la dictadura
militar, ganaba las elecciones a la presidencia del club, desmantelando aquella
experiencia autogestionaria. Esta derrota, junto con la promesa de Sócrates de
abandonar el país si no se conseguía la elección directa del presidente –algo
que no pasó– hizo que en 1984 Sócrates abandonase el Corinthias para fichar por
la Fiorentina. En la multitudinaria rueda de prensa que hizo al llegar a
Florencia, su respuesta a la pregunta de quién era su personaje italiano
preferido fue "Antonio Gramsci", ante la sorpresa de las personas
allí presentes.
Visión distorsionada
en los mass media
Estos días, los medios han mostrado al Sócrates jugador,
recalcando su adicción a la bebida. Siendo cierto que esta existía, el problema
para muchos de ellos no era ese, sino que tenía opiniones y sobre todo que
estas opiniones estaban muy a la izquierda. "Uno no juega para ganar.
Juega para que no le olviden", solía decir. Y es cierto que Sócrates no
acumula muchos trofeos en su carrera, pero a diferencia de lo que nos enseña el
capitalismo, él tenía muy claro que en la vida no sólo cuenta ganar, sino
luchar por lo que crees justo. "Logramos probar al público que cualquier
sociedad puede y debe ser igualitaria. Que la opresión no es imbatible. Que una
comunidad sólo puede fructificar si respeta la voluntad de la mayoría de sus
integrantes". Toda una declaración de intenciones que vale la pena
recordar en los tiempos que corren. Sócrates declaraba en una entrevista
recientemente que quería morir un domingo con el Corinthias campeón. Y parece
que la vida le devolvió todo lo que él le había dado. Moría el domingo 4 de
diciembre, la tarde que su equipo se proclamaba campeón por 5ª vez. Que la
tierra le sea leve.