
Amy Goodman
![]() |
Especial para Gramscimanía |
Ximba estaba
durmiendo cuando la pared de cemento que estaba a su lado se derrumbó. Una
mujer intentó salvar a un bebé de un año cuyos padres fueron aplastados por su
propia casa. No lo logró y el bebé murió junto a ellos. Todo esto sucede al
tiempo que 20.000 políticos, burócratas, periodistas, científicos y activistas
llegaron a Durban para lo que podría ser la última oportunidad para salvar el
Protocolo de Kioto.

El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático es un grupo de miles de científicos que trabajan en forma voluntaria
para “brindar al mundo una opinión científica clara sobre la evolución del
conocimiento sobre el cambio climático”. El grupo ganó el Premio Nobel de la
Paz en 2007. La semana pasada, el IPCC publicó un resumen de sus conclusiones,
que vinculan claramente al cambio climático con fenómenos climatológicos
extremos como sequías, inundaciones, huracanes, olas de calor y aumento del
nivel del mar. Casi al mismo tiempo, la Organización Meteorológica Mundial publicó
un resumen de sus más recientes descubrimientos científicos, en el que advierte
que hasta la fecha, 2011 ha sido el décimo año más caluroso del que se tiene
registro, que el hielo del mar Ártico tiene un volumen más bajo que nunca este
año y que 13 de los 15 años más calurosos de la historia sucedieron en los
últimos 15 años.
Todo esto nos conduce
de nuevo a Durban. La reunión que está teniendo lugar aquí es la 17a
Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático, o simplemente la COP17. Uno de los logros fundamentales
del proceso de la ONU a la fecha es el Protocolo de Kioto, un tratado
internacional con disposiciones vinculantes establecidas para limitar las
emisiones de gases de efecto invernadero. En 1997, cuando el Protocolo fue
adoptado, China era considerado un país pobre, en desarrollo, y como tal tenía
muchas menos obligaciones en virtud del acuerdo. Ahora, Estados Unidos y otros
países afirman que China debe sumarse a los países ricos, desarrollados, y
cumplir con las reglas que se aplican a esos países. Pero China se niega a
hacerlo. Este es uno de los principales obstáculos, pero de ninguna manera el
único, que impide que se renueve el Protocolo de Kioto (otro de los principales
problemas es que Estados Unidos, el mayor contaminador histórico a nivel
mundial, firmó el tratado pero no fue ratificado por el Congreso).
En Copenhague, a
fines de 2009, durante la COP15, el Presidente Barack Obama organizó una serie
de reuniones a puertas cerradas, a las que solo se accedía con invitación, en
las que diseñó una alternativa de adhesión voluntaria —es decir, no vinculante—
al Protocolo de Kioto, provocando el enojo de muchos. La COP 16 de Cancún,
México, en 2010, aumentó la distancia de la Convención con respecto al
Protocolo. La idea que prevalece en Durban es que estamos ante un momento
decisivo para la continuidad o el fracaso del proceso sobre el cambio climático
de la ONU.
Las omisiones de la mayoría republicana de la Cámara de
Representantes de Estados Unidos con respecto a este tema son aún más graves
que las de Obama. Este grupo de legisladores en su mayoría considera que la
idea de que el cambio climático es provocado por el hombre es un engaño o
directamente inexistente, al igual que unos ocho o nueve candidatos
republicanos a la presidencia. Las empresas de petróleo y gas gastan decenas de
millones de dólares al año para promover la ciencia basura y a los negadores
del cambio climático. Su inversión ha dado sus frutos, ya que hay un porcentaje
cada vez mayor de estadounidenses que cree que el cambio climático no es un
problema.
En paralelo al
decepcionante proceso de la ONU ha surgido un creciente movimiento por la
justicia climática en las calles. Las manifestaciones contra la dependencia de
los combustibles fósiles, que acelera el calentamiento global, van desde la
acción directa no violenta contra la minería de carbón a cielo abierto en
Virginia Occidental, al arresto de más de 1.200 opositores al oleoducto de
arenas de alquitrán Keystone XL frente a la Casa Blanca.
Es por todo esto que
Durban, Sudáfrica, es un lugar adecuado para que la sociedad civil cuestione el
proceso de las Naciones Unidas. Se prevé que África sufrirá el impacto del
cambio climático en forma más severa que muchas otras comunidades y la mayoría
de las poblaciones del continente no están bien equipadas para hacer frente a
desastres climáticos puesto que carecen de infraestructura adecuada y de
reservas de riqueza. Sin embargo, este es el pueblo que derrocó al opresivo régimen
del apartheid.
El novelista
sudafricano Alan Paton escribió acerca del apartheid en 1948 (durante el primer
año de dicho régimen), adelantándose a lo que sería una larga lucha para
derribarlo: “Llora, amada tierra, pues nada de esto ha terminado todavía”. La
misma determinación crece en las calles de Durban y brinda el liderazgo que
tanto hace falta en el centro de conferencias donde se desarrolla la COP17.
Denis
Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2011 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
© 2011 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.