
Carlos Almonte
Cuentan los antiguos que el primer espíritu que llegó a la
tierra fue el de Wanglen, una estrella que se convirtió en mujer. Desde
entonces la mujer mapuche canta. El primer espíritu fue mujer, fue canto, fue
poesía.
Los tres momentos acá representados comprenden no sólo el
habla, expresión y vida cotidiana; también hay parte de la historia, de la
interpretación y la fusión (movimiento desde, movimiento hacia) que ha
experimentado la mujer, la sociedad mapuche. La diversidad de voces,
estructuras y temáticas, dan cuenta de un pueblo que avanza y permanece a la
vez. El arraigo es evidente, expresado en la nostalgia, en la distancia o
eventual alejamiento.
El ül es el canto simple de una ceremonia sin ritual,
necesariamente: el trabajo, el viaje, huida, el traspaso de historias
familiares o leyendas. La familia se reúne en torno al fuego y los demás
escuchan, las mujeres jóvenes, adolescentes, atrapando el cálido saber de los
antiguos (fütakechem). Es el canto del origen, la tierra está bajo los pies. Se
siente el río, el viento, el barro; los hombres en la trilla, el marido que se
va o regresa, el artesano que requiere protección o beneplácito. Es un canto de
felicidad, de tristeza, de costumbre, de expresión fundamental. Es el canto de
la machi anciana, de la madre, de la hija que oye sin reparos.
Mi corazón suspira
lejanía
Hay casos en que pudiera pensarse que la conexión ya no
existe, que ha desaparecido; sobre todo en tiempos más recientes. La poeta
mapuche en la ciudad, en la universidad, vestida a usanza occidental. Sin
embargo, siempre existe un guiño, un giro de la lengua, del ánimo o del relato
mismo que la acerca o la devuelve. No puedo olvidarte / mi corazón suspira por
la lejanía / a veces te confundo, mas / las bocinas me sacan de mi encanto
(Jaqueline Caniguán perdida en la ciudad wingka).
La voz se expande en los 70-80. Crece el hambre, el ansia de
recuperación, el reclamo. Permanece lo fundamental. La historia, el nguillatún,
el recuerdo de los héroes: Lautaro Ágil como un puma / veloz como un cóndor /
sabio como su madre. Se abandona la inocencia primigenia. Aparece, en giros
esporádicos y vehementes, la tensión con la ciudad, el progreso, lo chileno:
Encontré trizados los espejos de la escuela, al darme cuenta que mi pelo más
negro me relegó a los puestos de atrás. La ignorante sociedad escribió en mi
cuaderno su veneno: Discriminación (Graciela Huinao).
En esta época, aciaga como pocas en la historia de Chile, se
realizan las primeras publicaciones: Caicheo, Hueitra, Torres Millán,
Panchillo, Kvyeh, Huinao, Paime y Pichi Malen. El antiguo canto de la tierra
suelta amarras; requiere expresar otros contextos, acaso más urgentes:
socio-políticos, religiosos, literarios. Violentas dictaduras en ambos lados de
la cordillera. La invasión chilena, la europea. El despojo. Las injusticias.
Las persecuciones y muertes… Hay urgencias mayores y el canto amable de la
anciana deja paso al reclamo abrupto de las jóvenes, desde la montaña de tres cimas
y las eternas lluvias como telón de fondo; un telón teñido de sangre, orgullo y
resistencia, una vez más.
90-hoy. Ante el apremio, la palabra predispone y, aún así,
aquella urgencia que se arrastra, la reubica en adecuada dimensión. El ánimo,
la fortaleza, el sufrimiento y la injusticia, toman fuerza y renovado vigor en
cada página. No se olvida el nexo, no se aleja, la poeta, demasiado del objeto
de su canto: Del Gulumapu al Puelmapu / danzan las golondrinas / y alumbran con
sus antorchas / la llegada / de un nuevo weichafe / Alex Lemun… Marrichiwew! /
Matías Catrileo… Marrichiwew! (Karla Guaquín).
Los pies descalzos
nos trasladan al pasado
De principio a fin, desde el exclusivo acto de cantar al
intertexto puramente occidental; se da cuenta de la historia, de la
expresividad antigua, del traspaso natural de la cultura (Escucha el lenguaje
oral de tus antepasados…) a la apropiación de lo extranjero (Kafka, Quevedo,
Rulfo). El habla urbana enriquece, a ratos, suplanta, a ratos, el ritmo
habitual de las costumbres. Las bocinas callan el murmullo de los ríos; la
eroticidad urbana al celo, o al engaño. No es posible restarse, al menos no del
todo. No es posible estar, permanecer y no salir jamás, porque existen los
caminos que llevan al pueblo, a la ciudad, a la demás literatura, y a ese canto
amargo de quien sabe no podrá volver: me he enamorado de la lengua castellana
meretriz, me ha robado el mapuzungun, me ha robado el chezungun el ce sumun, me
ha robado el espíritu, el aliento, el sentido… por eso escribo bajo estado
hipnótico y no logro zafarme (Adriana Paredes Pinda).
Esta tensión se transforma en estado permanente: “Así,
mientras unos continuaron en su orilla, con sus prácticas y ritos, otros, en la
otra orilla, nacimos ya despojados de ellos”. Esto es centro en el verso
último, en el transcurso y en la interpretación. Poetas jóvenes nacidas en la
gran ciudad. Poetas ya maduras que observaron el decurso histórico reciente.
Ülkantufes que ya no están, pero que dejaron el registro de la historia, mitos
y tradiciones.
Finalmente, y a pesar de la distancia aparente o de la suma
cultural que significa complemento, y no reemplazo, queda la certeza, el hilo
eterno que no es posible cortar. Olor a tierra húmeda es nuestra piel. / Una
neblina blanca / y espesa nos cubre pero no nos tapa, / nos protege y limpia
nuestra visión. / Las lágrimas son lluvia / y las manos ramas. / Los pies
enraizados nos trasladan al pasado… / en este lugar sin tiempo / (o con todos
los tiempos posibles) / nos reencontramos.
El presente artículo surge a partir de la lectura del libro
Kümedungun / Kümewirin. Antología poética de mujeres mapuches (siglos XX – XXI)
realizado por Fernanda Moraga García y Maribel Mora Curriao.
Carlos
Almonte 1969, es Literato de la Universidad de Chile y Diplomado en Cultura
Árabe e Islámica, de la misma Universidad. Ha ejercido como académico, editor,
difusor cultural y, a ratos, como escritor. Ha publicado dos libros de poesía,
Flamenco es un sueño (Calabaza del Diablo, 2008) y Bitácora de ausencia (Go
Ediciones, 2009). Sus ensayos, artículos, cuentos y poemas, han sido publicados
en diferentes revistas (de papel y electrónicas) en Chile, Argentina, México,
Uruguay, Italia, India y España.
Fuente: http://www.carcaj.cl/2011/11/la-piel-mapuche-arde-y-sangra-en-la-palabra/
Fuente: http://www.carcaj.cl/2011/11/la-piel-mapuche-arde-y-sangra-en-la-palabra/