
Dmitri Kósirev
8,5%. En los medios de comunicación de China estas dos
cifras aparecieron hace un par de días, acompañadas de un gran número de
comentarios y con un enlace al recientemente publicado informe económico de la
OCDE. Estas dos cifras indican que la segunda economía del mundo ralentizará su
crecimiento en el 2012. Este año creció el 9,3%.
Es difícil decir a quien perjudica más este factor de
ralentización, si a los mismos chinos o a la Unión Europea. Es evidente que
tiene que haber alguien que cumpla con el papel de locomotora económica para
tirar de las finanzas mundiales y, personalizando más la cuestión, para salvar
la economía de Europa de la grave crisis que padece. Los últimos resultados de la
cumbre entre EEUU y UE indican que los estadounidenses no están en condiciones
de mantener el liderazgo económico.
Por el momento, al margen de Asia y, en concreto, de China,
nadie puede cumplir con los requisitos exigidos. Esa es la razón por la que
toda Europa sigue los acontecimientos del Imperio Celeste con el corazón en un
puño, sobre todo aquellos que tienen que ver con las finanzas.
Europa importa menos
productos chinos
Durante todo este periodo de especial atención europea a la
economía china hubo un momento clave la semana pasada, cuando del sur de China
llegaron noticias de huelgas. Las protestas se producían en aquellas fábricas
que habían comenzado a notar un bajón en los encargos europeos. La crisis
en Europa ha motivado que caiga la demanda de productos chinos. La maquinaria
exportadora de China se ha resentido. Pero si esta dinámica no se detiene, ya
no habrá lugar a salvadores ni salvados, sino que se impondrá la recesión
global y la catástrofe.
Las protestas de los trabajadores se han venido relajando,
pero han recordado que China es un país con una actividad social bastante
intensa, por no decir propensa a las revueltas. La publicación del informe de
la OCDE he terminado de aliñar el plato, por no hablar de la estadística
interna de China, donde se califica la demanda europea de récord… negativo.
Precisamente la semana pasada, la producción industrial
registró el descenso más pronunciado en los últimos 32 meses. Y no es difícil
imaginar que algunas factorías de la parte sur del país (zona por la que China
obtuvo el calificativo de taller mundial de ensamblaje) lo están pasando
verdaderamente mal.
No obstante, hace tiempo ya que no se puede decir que la
economía china dependa exclusivamente de las exportaciones. El consumo interno
está creciendo de una manera estable (sobre todo en las regiones como el Tíbet,
con unos porcentajes por encima del 10% durante diez años seguidos). China,
asimismo, importa artículos en cantidades siempre mayores, apoyando de esta
forma las economías de Europa y EEUU.
El mes pasado, por ejemplo, las importaciones al Imperio
Celeste fueron un 28,7% mayores que las del año pasado. Y eso contando con las
exportaciones que también habían aumentado, en un 15,9%. Hasta el momento,
China todavía no se ha desprendido de su principal atractivo y motivo de todas
las envidias en el foro internacional: el crecimiento de sus reservas de
divisas. Sólo durante el mes de octubre, y gracias a la prevalencia de las
exportaciones sobre las importaciones, éstas aumentaron en 17.000 millones de
dólares.
China está sufriendo un proceso de ralentización económica,
pero tanto la Unión Europea como Estados Unidos darían mucho por disfrutar de
esos índices macroeconómicos.
Además de esto, se observan otros interesantes procesos. La
exportación y algunos otros sectores de la segunda economía mundial no
solamente se orientan hacia el Viejo Mundo, sino que también experimentan un
proceso de diversificación a otras regiones del globo.
Una de las últimas noticias informa sobre la conclusión de
un contrato sobre la creación de un nudo industrial y de transporte en Nigeria
por un montante de 23.400 millones de dólares. En total, toda la actividad de
la industria de construcción le ha reportado a China durante el año pasado unos
134.000 millones de dólares. Todo esto da motivos para pensar que el mundo no
se sumergirá en el caos total en 2012. Otra cosa será determinar quién y
cómo se va a encargar de sacar a Europa del atolladero en el que se halla.
Obama y los líderes
europeos
En los medios de comunicación estadounidenses no se advirtió
ninguna emoción ante un acontecimiento tan destacado como la cumbre UE -
Estados Unidos. Este evento acaba de terminar en Washington, pero se ha vendido
como si Obama hubiera recibido a un par de líderes europeos y los hubiera
aleccionado debidamente.
Siendo honestos, hay que reconocer que la prensa europea
también suele reaccionar con cierto desinterés a estas cumbres anuales que
siguen el esquema “UE y alguien más”, entre las cuales se encuentra “UE y
Rusia”. Para Europa es un evento bastante irrelevante. En el caso que nos
ocupa, es decir, la visita de dos altos funcionarios europeos a EEUU: el
presidente del Consejo de Europa, Herman Van Rompuy y el presidente de la
Comisión Europea, Jose Manuel Barroso, no fue más que una mera conversación de
coordinación e intercambio de ideas. Lo que vino a decir Obama es que si Europa
lo está pasando mal, Estados Unidos afronta graves dificultades para generar
empleos. Cosas evidentes.
Van Rompuy apuntó en Washington lo que podría resultar de la
cumbre de diciembre en Europa sin la participación de EEUU. Si hay suerte, en
la Unión Europea surgirá un órgano supranacional que vigilará los gastos de
todos los países de la zona euro o incluso de toda la Unión. Es decir, los
países de la UE habrán perdido la soberanía para gestionar sus finanzas. Van
Rompuy añadió que para esto serán necesarias serias enmiendas en la
Constitución europea. Hace un año esto habría sido imposible, pero ahora…
Una película de
terror como opción de futuro
En cualquier caso, Estados Unidos no está en condiciones de
aportar nada. No tiene dinero que ofrecer. Está con deudas hasta las cejas. Las
fuentes de financiación tienen que ser China y otros países en desarrollo. Y
eso habrá que verlo… Imaginemos el peor de los escenarios: la Unión Europea no
logra llegar a un acuerdo en la próxima cumbre, el euro se convierte en una
divisa débil y comienza el caos.
La fuga, desbandada de capitales, y no a China, sino a EEUU.
Porque, a pesar de la buena dinámica general de China, el gigante asiático
tiene el problema de su burbuja inmobiliaria y de producirse el pinchazo,
tendrá que centrar sus fuerzas en salvar su sector financiero. De todo esto
resulta un cuadro interesante: la afluencia del capital fresco fortalecería a
EEUU que, con renovadas fuerzas, comenzaría a competir con China por los
mercados mundiales de bienes de consumo, incluso en Asia. En realidad, en
cierta medida este es un proceso que ya está en marcha, pero si el tercer pilar
de la economía mundial, el europeo, se viene abajo, entonces…
El mundo se convertirá en un escenario bipolar, desagradable
y lleno de tensión, con EEUU y China luchando por los despojos de la Unión
Europea. Una auténtica película de terror.