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Foto: Eric Hobsbawm |
El prestigioso historiador británico Eric Hobsbawm observó
las revoluciones de 2011 con excitación y señala que son las clases medias, no
la clase obrera, las que están impulsando estos procesos.
"Fue una gran
alegría descubrir de nuevo que es posible que la gente salga a las calles para
manifestarse y derrocar gobiernos", le dice Hobsbawm a la BBC, al
terminar un año de levantamientos revolucionarios en el mundo árabe.
El investigador ha pasado toda su vida a la sombra, o al
brillo, de las revoluciones. Nació apenas unos meses antes de la Revolución
Rusa de 1917 y fue comunista durante la mayor parte de su vida adulta, así como
un pensador y escritor innovador e influyente. Fue historiador de la revolución
y, en ocasiones, defensor de los cambios revolucionarios.
Ahora, con sus más de noventa años, su larga pasión por la
política se refleja en el título de su libro más reciente "How to change
the World" (Cómo cambiar el mundo) y en su enorme interés por la Primavera
Árabe. "La verdad es que tengo un
sentimiento de excitación y alivio", dice durante una conversación en
su casa en el norte de Londres, cerca de Hampstead Heath.
Los libros sobre jazz –durante un tiempo fue crítico de este
género musical- compiten por un espacio en su estantería con obras históricas
en varios idiomas.
"Si tiene que haber una revolución, debería ser un poco como ésta. Al menos en sus primeros días. La gente saliendo a las calles, manifestándose por las cosas correctas". Pero añade: "sabemos que no durará".
El historiador que hay en él dibuja un paralelismo entre la
Primavera Árabe de 2011 y el "año de las revoluciones" en Europa casi
doscientos años antes, cuando un levantamiento en Francia fue secundado por
otros en Alemania e Italia, en el Imperio Habsburgo y en otros lugares.
¿Democracias árabes? "Me recuerda a 1848, otra
revolución autoimpulsada que empezó en un solo país y después se extendió por
todo el continente en poco tiempo".
Para aquellos que llenaron la plaza Tahrir de El Cairo y
ahora temen por el destino de su revolución, Hobsbawm tiene una palabra de
aliento.
"Dos años después de 1848 parecía como si todo hubiera fracasado. Pero a largo plazo, no había fallado. Se habían conseguido una buena cantidad de avances liberales. De modo que fue un fracaso inmediato, pero un éxito parcial a medio plazo, aunque ya no en forma de una revolución".
Sin embargo, con la posible excepción de Túnez, el
investigador ve pocas posibilidades de democracia liberal o de gobiernos
representativos al estilo europeo en el mundo árabe.
No se han tenido suficientemente en cuenta, indica, las
diferencias entre los países árabes durante el estallido de las protestas de
masas.
"Estamos en medio de una revolución, pero no es una sola revolución […] Lo que los une es un descontento común y unas fuerzas de movilización comunes: una clase media modernizadora, más que todo joven, estudiantes y, sobre todo, una tecnología que hace que hoy sea mucho más fácil movilizar protestas".
Indignados y
"Occupy"
La importancia de las redes sociales por internet se notó
además en el otro movimiento global del año que acaba, las protestas de los
indignados y del movimiento "Occupy" en América del Norte y Europa. Esos
acontecimientos también captaron la atención y la admiración de Hopsbawn.
El movimiento se remonta, comenta, a la campaña electoral de
Barack Obama, que movilizó con éxito, fundamentalmente a través de internet, a
una juventud hasta entonces paralizada. "Las ocupaciones en la mayoría de
casos no han sido protestas de masas, no fueron el 99%, sino estudiantes y
miembros de la contracultura. A veces, eso encontró un eco en la opinión
pública. En el caso de las protestas contra Wall Street y las ocupaciones
anticapitalistas fue así".
Sin embargo, en todo el mundo, la vieja izquierda de la que Hobsbawm
formó parte –como partícipe, cronista y modernizador- se mantuvo en los
márgenes de las protestas.
"La izquierda tradicional estaba orientada a un tipo de sociedad que ya no existe o está dejando a existir. Creían sobre todo en el movimiento obrero como responsable del futuro. Bien, hemos sido desindustrializados y eso ya no es posible".
"Las movilizaciones de masas más efectivas hoy son las que empiezan en una clase media moderna y en particular en un cuerpo enorme de estudiantes. Son más efectivos en países en los que, demográficamente, los hombres y mujeres jóvenes son una parte de la sociedad mayor que en Europa".
Eric Hobsbawm no espera que las revoluciones árabes tengan
más ecos en el mundo, al menos no como antesala de una revolución más amplia.
Será más probable, asegura, un empuje para conseguir
reformas graduales del tipo de las que en los '80 tuvieron lugar en Corea del
Sur cuando una clase media joven le disputó el poder a los militares.
Sobre los dramas políticos que todavía se están
desarrollando en los países árabes, el investigador cree que vale la pena
rememorar el Irán de 1979, escenario de la primera revolución que sumió el
lenguaje político del Islam.
Un aspecto de esa revolución tuvo un reflejo en el mundo
árabe en los últimos meses. "Quienes
hicieron concesiones al Islam sin ser ellos mismos islamistas, fueron
marginados. Y entre ellos se incluían reformistas, liberales, comunistas. Lo
que acaba siendo la ideología de masas no es la ideología de quienes comenzaron
las manifestaciones".
Aunque la Primavera Árabe le causó alegría, Hobsbawm
considera este elemento de ella como "innecesario y no necesariamente
bienvenido".
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BBC |