
Agustín Santella
& Suzie Wylie
La crisis internacional no parece tan grave en Inglaterra
como en España o Grecia. Sin embargo, hay una ofensiva muy fuerte de la clase
capitalista contra los trabajadores. Las cifras de desempleo para noviembre son
las más altas desde 1994, con una tasa media de más del 8%, y más del 20% entre
los jóvenes. “Un millón de jóvenes sin trabajo”, titula en tapa London Evening
Standard (16-11-11). La OCDE anunció que Inglaterra volverá a la recesión en
2012. Pero la mayor preocupación la infunde las nuevas medidas del mismo
gobierno. Como sostiene la izquierda, está preocupación es real, no es solo un
recurso retórico para infundir miedo. Los conservadores están tratando de echar
la culpa a la crisis de deuda soberana en la zona euro, pero la baja de la
inversión y las exportaciones comenzó mucho antes.
Desde la teoría marxista podemos afirmar que la caída en la
tasa de ganancia capitalista en el conjunto de la economía es lo que ha llevado
a la explosión de la burbuja financiera y las enormes deudas estatales.
(¡Inglaterra tiene las tasas de endeudamiento personal más altas del mundo!).
Para enfrentar esta situación, además del incremento de la explotación de los
trabajadores, el capital recurre a otras medidas contra-tendenciales a través
de la lucha política por los recursos económicos del estado (impuestos, gastos,
créditos). Este es el contenido de clase de los recortes y ajustes. Por
ejemplo, como muy bien ha denunciado el movimiento UK uncut, los más grandes
empresarios pueden evadir legal e ilegalmente enormes cifras por impuestos.
Luego quieren que este rojo se cubra con menor gasto social,
de salud, educación. Las políticas neoliberales siguen estando en la agenda de
las clases dominantes en Europa con más fuerza aún. Por un lado la crisis se
resuelve en una lucha más intensa entre las clases, incluyendo la resistencia
desde abajo como muestra la conflictividad social. Pero todavía predomina la
respuesta reaccionaria de las clases dominantes, todavía con respaldo de un
sector social importante, como muestra la composición de los gobiernos recientemente
elegidos. La alianza entre conservadores (Tories) y liberales (el gobierno
Cameron-Clegg) en Inglaterra está llevando adelante diversos recortes, así como
la privatización creciente de la educación superior.
De manera no tan diferente se comportó el partido Laborista
en el gobierno durante más de una década. Esto a pesar de la muy pequeña
discusión que hace poco sostuvo el dirigente de este partido, Ed Milliband,
usando oportunistamente la bien recibida protesta de los “Occupy London”. En
concreto, el partido Laborista no apoya la trascendental huelga general en el
sector público de este 30 de noviembre. Aún cuando todavía los sindicatos son
la principal fuente financiera del presupuesto oficial del partido Laborista.
Un vínculo que la burocracia sindical todavía no corta. Aunque no se han
desarrollado, hubo en los sindicatos propuestas de independizarse del apoyo
financiero al Partido Laborista, redefiniendo como usar el “fondo político”
(sindicato de la administración pública en 2005, de los bomberos en 2004).
La huelga del 30 de noviembre es la medida de acción más
importante en contra de los recortes sociales. La TUC (central sindical) ha
convocado a una protesta contra el plan de reforma de las pensiones para los
trabajadores del sector público. Esta reforma propone alargar el tiempo de
empleo y el monto de los aportes. Según la restrictiva ley sindical, para
convocar a una huelga se debe consultar de manera secreta e individual a los
afiliados. Más del 70% de los afiliados consultados han votado afirmativamente
por la realización de una huelga y marchas. Los 29 sindicatos que participarán
de la huelga cuentan el 85% del total de la afiliación sindical en la central
TUC. Los principales son Unite (1,5 millones de afiliados), Unison (1,4 m,
gobiernos locales y salud), GMB (602.000, gobiernos locales), NASUWT (327.000,
maestros), PCS (292.000; empleados públicos). Por ejemplo, en Unison en la
consulta para ir a la huelga, 245.358 afiliados votaron Si, contra 70.253 por
el No (ver listado de sindicatos en Socialist Worker, Número 2280, 30-11-11).
En la consulta de los afiliados solo fueron convocados aquellos afectados por
el plan de reformas de pensiones en el sector público (gobierno local, servicio
civil y servicio nacional de salud, NHS) (The Guardian, 24-11-11), que son
quienes los que harán huelga.
El “día de acción” del 30 de noviembre fue preparado
activamente por los sindicatos y activistas de base. Especialmente la
participación en los piquetes en los lugares de trabajo para garantizar una
alta adhesión a la huelga, y a las marchas callejeras. Se espera que más de 3
millones de trabajadores paralicen el trabajo. Este año el 30 de junio hubo una
huelga similar convocada por la TUC en la que participaron cerca de un millón y
medio.
La medida de fuerza está limitada a la cuestión del plan de
pensiones, por lo menos formalmente. Sin embargo, los trabajadores están
recibiendo amenazas constantes desde el gobierno conservador-liberal. Estas
semanas anunció un plan de reducción del empleo estatal. Se trata de “la guerra
de Cameron contra los derechos laborales”, como titula en tapa The Independent
este 23 de noviembre. “El gobierno intenta limitar los derechos en los lugares
de trabajo en un intento de parar con la cuenta roja para las empresas y levantar
los niveles de crecimiento en la anémica economía británica”. El director de
políticas de la Cámara Británica de Comercio dijo: “Damos la bienvenida a las
propuestas de reformas del gobierno, que responden directamente a las
preocupaciones de los empresarios”. Pero este anuncio oficial hecho por los
conservadores trajo contradicciones en la coalición de gobierno con el sector
liberal que se quejó de “volver a las prácticas de empleo Victorianas”. Esto es
importante ya que el gobierno descansa en una coalición con bastante
fragilidad. Los conservadores necesitan a los liberales porque no forman
mayoría propia. En la guerra que Cameron lleva contra el trabajo se suma el
anuncio de despedir cerca de 1 millón de empleados públicos (The Independent,
13-11-11).
Lo que sucede respecto de las Universidades es otro tema
central en la agenda política. El año pasado se incrementaron las cuotas para
estudios universitarios de unas 3.000 a 9.000 libras anuales. Esto generó un
fuerte rechazo con manifestaciones masivas, algunas con violencia y represión
policial. Asimismo en Agosto observamos los “riots” (disturbios) en Londres. El
movimiento de los indignados en esta ciudad no es masivo, pero tiene mucho
impacto en la prensa y en el debate político. En varios aspectos Inglaterra
forma parte de una tendencia general de protesta. La huelga general nacional se
ha expandido a nuevos sectores de la clase trabajadora mundial. Desde una
perspectiva histórica, en diversos países los sindicatos han usado esta medida
luego de mucho tiempo (Chile, Portugal, Inglaterra) y en algunos como México se
ha intentado realizarla por primera vez. Las huelgas generales repercuten sobre
la política nacional, ya que se tratan de huelgas políticas. Pero es cierto que
la protesta sindical todavía no se corresponde con la radicalización política
del resto de la sociedad. Pueden incluso ocurrir lo contrario. El mapa de
Europa publicado por The Guardian (21-11-11) se encuentra pintado de azul, el
color que simboliza a la derecha. Pero seguramente esto se deba más al fracaso
de la centro-izquierda (o socialdemocracia) que a la fortaleza intrínseca de la
derecha.
¿Qué cambiará entonces luego del 30 de noviembre? En primer
lugar, la movilización popular puede explotar las diferencias en la coalición
entre conservadores y liberales, con la posible dimisión del primer ministro.
En segundo lugar, más allá los cambios en las alturas, el efecto principal pasa
sobre la conciencia y la solidaridad que se construye entre los trabajadores y
el pueblo. Siguiendo a Rosa Luxemburgo las huelgas de masas generan conciencia
de clase, la cual en estos momentos aún no vislumbra alternativas por izquierda
a la crisis. España muestra lo pernicioso de este vacío político entre
movilización de la gente y alternativa a la crisis. La tarea planteada es la
construcción de una izquierda socialista organizada en el seno de una amplia
red de movilización social y política que transforme esta energía de protesta
en energía política, y así cambiar el escenario del futuro.
Afortunadamente no todo es burguesía, crisis y finanzas en
el actual contexto. Los vientos de la primavera árabe han cambiando el clima
mundial y anuncian nuevas tormentas de rebelión en otros lugares.
Fuente: http://www.ips.org.ar/?p=4372