
"El proyecto republicano e ilustrado de una sociedad
libre y en Estado de Derecho es incompatible con un régimen en el que las
estructuras de poder público no pueden competir en poder con las corporaciones
privadas", afirman los españoles Carlos Fernández Liria y Luis Alegre
Zahonero, ganadores del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2010 por su
libro El orden de El capital.
El trabajo en conjunto de estos dos filósofos, que ejercen
como profesores en la Universidad Complutense de Madrid, ha tenido especial
énfasis en demostrar la radical incompatibilidad entre capitalismo y
ciudadanía, cuestión que en la obra ganadora se demuestra con una lectura
republicana de El capital, principal libro de uno de los más importantes
pensadores occidentales: Karl Marx.
La sociedad capitalista en la que vivimos, afirman los
teóricos españoles, nos presenta sistemas democráticos como las formas de
gobiernos que nos rigen, pero la verdad es que las muchas instituciones, que se
suponen representantes de los intereses de los ciudadanos, están subordinadas a
la dictadura económica que imponen los emporios transnacionales.
Si realmente los gobiernos ejercieran la organización de la
sociedad en función de los intereses de las mayorías, dicen los filósofos, no
quedaría otra solución que abolir inmediatamente el capitalismo, puesto que es
un sistema que divide la sociedad en clases: unas, explotadas (las mayorías), y
otras, ínfimas, enriqueciéndose de esa explotación. Por ello, una real
democracia entra en contradicción con el capitalismo.
¿Pero si los capitalistas no hacen más que hablar todo el
rato de Estado de Derecho y Democracia? Ya en su anterior libro, Educación para
la ciudadanía. Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho, Fernández y Alegre
definen a "la ilusión de ciudadanía" como el trabajo ideológico y
mediático que ejerce el capitalismo para camuflarse con los ideales políticos
de la ilustración.
Los teóricos españoles insisten en la necesidad de recuperar
los conceptos fundamentales de la tradición ilustrada junto al análisis que
realiza Marx sobre el capitalismo, puesto que los consideran las mejores
herramientas para la crítica del sistema dominante, al contrario de la
dogmática marxista que insiste en ver a los conceptos de "ciudadanía"
y "Estado civil republicano" como productos específicamente
burgueses.
Los filósofos niegan que se pueda considerar en "Estado
de Derecho" a un sistema político que sólo se puede mantener mientras los
ciudadanos no intenten, a través del derecho, cambiar el estado de cosas
existente.
Por ello nos cuenta el autor del prólogo de El orden de El
capital, Santiago Alba Rico, que cada vez que las instancias políticas han
tratado de cambiar las realidades económicas en favor de los desposeídos, los
más poderosos dan golpes de Estado y emprenden sanguinarios procesos de
represión.
Los filósofos españoles señalan en su exposición teórica que
Marx muestra como una condición fundamental para el capitalismo la necesidad de
que se haya erradicado la posibilidad misma de la independencia civil para la
gran mayoría de la población.
Bajo estos planteamientos teóricos, los autores han
manifestado en varios artículos el carácter revolucionario que han tenido los
procesos políticos de países como Bolivia, Ecuador y Venezuela al dirigirse a
los intereses de la población depauperada y crear condiciones políticas y
materiales para que todos puedan ejercer ciudadanía, en lugar de entregarse al
despotismo de las clases dominantes.