Miguel Salas
La decisión de ETA de
abandonar la actividad armada representa un cambio en la situación política en
el País Vasco y con indudable repercusión en el resto del Estado. Hacía ya
demasiados años que la actividad de ETA era una dificultad añadida para el
desarrollo de movimientos políticos y sociales que permitieran una ruptura con
el orden establecido tras la transición del franquismo.
También durante
demasiados años la derecha, con la excusa de ETA, se había adueñado de un
mensaje reaccionario contra lo vasco y contra sus derechos como pueblo. El PSOE
había sucumbido a esa política que representaba una alianza de todo lo más
reaccionario de los partidos, la judicatura, policía e instituciones del
Estado. Todo lo vasco podía ser identificado con ETA, perseguido, condenado y
encarcelado.
Los mínimos derechos
democráticos saltaron por los aires. La Ley de Partidos restringía derechos
democráticos. Otegi fue encarcelado por delitos de opinión. Periódicos y
revistas cerrados sin apenas excusas. Personas amenazadas de años de prisión
por el hecho de ser partidarios de la cultura vasca. Ahora se abre una ocasión
para cambiar.
¿Derrota? ¿Victoria?
El primer paso lo ha dado
ETA. Ahora hace falta dar más pasos para lograr resolver el conflicto político.
Prácticamente todos los medios de comunicación presentan la decisión como una
derrota de ETA, tanto por la presión política como por la policial. Quieren
presentarlo como una derrota del movimiento independentista vasco.
Históricamente el
movimiento abertzale ha contado con una dirección política y una dirección
político-militar. En la mayoría de las ocasiones la dirección político-militar
se impuso a la política, o, en todo caso, la dirección política se supeditaba o
complementaba a la militar. Desde la última tregua la dirección política fue
convenciendo a las bases y a los cuadros de que había que cambiar el rumbo, de
que la vía de las armas estaba agotada, que solo la vía política permitiría
aguantar al movimiento.
Sin duda que la presión
policial y judicial ha tenido su importancia, pero más como expresión de que
ETA ya no estaba en condiciones de aguantar la represión por agotamiento de la
actividad armada. Es decir, ha existido una evolución propia del debate
político en el interior del movimiento abertzale por los cambios sociales
producidos en los últimos años, acuerdo en Irlanda, 11-S y desprestigio de la
actividad armada, que ha obligado que ETA tomara la decisión.
En ese sentido es una
derrota política por agotamiento e ineficacia de la actividad armada.
No se trata de una
derrota del movimiento abertzale vasco. En todo el proceso hasta la declaración
de ETA la izquierda abertzale ha tenido la iniciativa. La tuvo en la firma del
Acuerdo de Gernika, por el que se definían las condiciones para que ETA diera
el paso, posteriormente la Conferencia Internacional celebrada en San
Sebastián, con la presencia del antiguo secretario de la ONU, Khofi Annan, y
numerosas personalidades estadounidenses, inglesas e irlandesas, dio el impulso
definitivo. Viendo la manifestación del sábado 22 en Bilbao es difícil imaginar
que el movimiento está derrotado. Con la mayoría en la Diputación Foral de
Guipúzcoa y la alcaldía de San Sebastián el movimiento nunca tuvo tanta
presencia institucional.
En el terreno político a
quien ha pillado con el pie cambiado ha sido al gobierno Zapatero e incluso al
gobierno vasco presidido por el socialista Paxti López. Fueron incapaces de
comprender lo que ya estaba cantado, su presencia en la Conferencia
Internacional fue testimonial y a regañadientes y al presidente vasco la
declaración le pilló en un tren en Estados Unidos.
Las víctimas / Los presos
Como sucedió en el
proceso sudafricano y posteriormente el irlandés, el problema de las víctimas,
de un lado y de otro, se convierte en una cuestión muy importante, tanto
políticamente como por los aspectos psicológicos y personales que conlleva. La
derecha y los sectores más reaccionarios pretenden a través del problema de las
víctimas obligar a pedir perdón por la actividad militar y por los daños
causados.
En este terreno, como en
otros, habrá que aprender de las experiencias sudafricana e irlandesa. Para
levantar un tiempo nuevo, de reconocimiento democrático, se necesita reconocer
a las víctimas, pero no solo a las de un bando, tanto a los familiares de las víctimas
del terrorismo como a los presos y a los familiares de los muertos y de los
presos del independentismo vasco.
La Conferencia
Internacional de Paz que se celebró en San Sebastián define el marco en el que
puede realizarse: “ Instamos a que se adopten pasos profundos para avanzar en
la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas,
reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales”.
La propia izquierda
abertzale tiene una opinión al respecto. Su portavoz Maribí Ugarteburu ha
declarado: "Es necesario el reconocimiento y la reparación a todas las
víctimas del conflicto, y la izquierda abertzale ya está embarcada en ese
trabajo".
En lo inmediato lo más
urgente es tomar ciertas medidas que muestren que también por parte del Estado
se está dispuesto a dar pasos. El acercamiento de los presos es un clamor, como
lo ha demostrado la manifestación de Bilbao, la libertad de Otegi, Díez y demás
dirigentes abertzales condenados por delitos de opinión, la legalización de
Sortu… son medidas que podrán facilitar continuar dando pasos en la dirección
adecuada para la normalidad política y democrática.
Derecho a decidir
Derecho a decidir
Se abre una nueva
situación política, pero no solo por el abandono de la actividad armada sino
también para empujar mediante la acción política y la movilización de masas
para lograr un objetivo político: conquistar el derecho del pueblo vasco a
poder decidir su futuro y su relación con el resto del Estado español.
Algunos han defendido
durante muchos años que la existencia de ETA era un impedimento para que
Euskadi lograra mayores cotas de autogobierno y pudiera ejercer el derecho de
autodeterminación. Si ese impedimento desaparece las cosas no pueden seguir
igual, negándole el derecho de autodeterminación al pueblo vasco. No hay
ninguna duda de que ni el Estado español, ni la derecha ni el PSOE están
dispuestos a ceder. Habrá que lograrlo mediante la movilización y las urnas.
Es necesario tejer el
máximo de alianzas entre todas las fuerzas dispuestas a ello, desde el
independentismo hasta el federalismo, desde los que quieren una Euskadi
independiente hasta los que defienden una federación con el resto de pueblos de
España. Una alianza que se extienda a las izquierdas del resto del Estado. Es
necesario volver a estrechar lazos entre las izquierdas de todo el Estado
español para defender los derechos democráticos.
El punto de partida es
lograr que el pueblo vasco ejerza su derecho a decidir. Las elecciones del 20-N
serán una primera prueba. Los compañeros y compañeras vascas de LIA
(organización hermana del POR en el País Vasco) están comprometidos en esa
batalla y apuestan por Bildu, que en estas elecciones, junto con Aralar, se
denominará Amaiur.
La clase trabajadora
En ese proceso no
separamos artificialmente la lucha por los derechos nacionales, por el derecho
a decidir, de los derechos sociales y las reivindicaciones de la clase
trabajadora. En esta nueva etapa la clase trabajadora tiene también mucho que
decir.
La legítima aspiración al
derecho a decidir no puede ocultar que estamos inmersos en una profunda crisis
capitalista que afecta de una manera particular a la clase trabajadora, tanto
en lo que respecta al paro como a la pérdida de derechos y condiciones de
trabajo.
En este proceso el
movimiento obrero y sus sindicatos deben poner encima de la mesa sus propias
reivindicaciones y su color, el rojo, a la lucha. Y una de las tareas será
acabar con el enfrentamiento entre el sindicalismo abertzale y el sindicalismo
confederal. La división sindical en Euskadi es una rémora para todas las luchas
y particularmente para la clase trabajadora vasca.
Una nueva situación
quiere decir también que hay que poner en cuestión lo que se hizo en el pasado
para encontrar los nuevos caminos que satisfagan las exigencias y
reivindicaciones nacionales y sociales.
Título original: “Euskadi, ¿y ahora qué?”
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138532&titular=euskadi-%BFy-ahora-que?-
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138532&titular=euskadi-%BFy-ahora-que?-