
Luis Britto García /
Especial para Gramscimanía
En nombre del
imperialismo humanitario, la atrocidad bondadosa y el holocausto bienhechor,
intensificamos la agresión pacífica, el bombardeo filantrópico, el exterminio
vivificante y el genocidio benévolo para asegurar la rebatiña honrada, el
saqueo generoso y el pillaje altruista.
Multiplicando las guerras
preventivas, expandimos el asesinato profiláctico, el exterminio saludable, la
hecatombe caritativa y la matanza bienhechora para imponer la barbarie
progresista, la democracia oligárquica, el racismo tolerante, el
encarcelamiento liberador, la tortura compasiva y la opresión redentora.
Tan elevados fines
justifican los medios del fraude informativo, la noticia inventada y la
tergiversación verídica, que apoyadas en la ocultación transparente, la
ignorancia ilustrada y la mentira fehaciente evidencian la elevada bajeza de
nuestro oportunismo ético, etapa superior de la prostitución moralista que nos
asegura la verdadera mentira de la eternidad efímera de la omnipotencia
impotente.
Show business
Para impedir que continúe
una represión inventada por los medios, los bombarderos calcinan el país hasta
lograr la conquista de su Plaza Central representada por extras en maqueta
edificada en el otro extremo del mundo, para proclamar la victoria de la Junta
de Sediciosos cuyo presidente no aparece porque ha sido asesinado por los
sediciosos mismos mientras Judas Iscariote presenta el genocidio como victoria
de un movimiento social compuesto por financistas que rapiñan reservas
internacionales, buitres que se reparten sus recursos, alianzas militares que
sólo atacan países más débiles y mercenarios idealistas que triunfan
definitivamente en una guerra que no acabará más nunca.
Guarida
Todos los caminos llevan
a Guarida, capital del Imperio. En Guarida han ido a parar las Maravillas del
Mundo, debidamente saqueadas a los pueblos que las crearon.
No hay un adoquín en
Guarida que no haya sido arrancado del trabajo esclavo, ni un muro que no
provenga del precio de aldeas arrasadas. En el engaste de todas las joyas está
inscrito el costo de sangre de los mineros muertos en los socavones. Las
veredas de los jardines lucen las osamentas de los inmolados en las guerras
coloniales.
Guarida consume las
frutas más exquisitas, y con ellos vienen las manos cortadas de los colectores
que no completaron la cuota fijada.
Por el subsuelo de Guarida corren las cloacas de sudor y de sangre de la miseria de donde que surge su deslumbrante riqueza. Guarida ilumina al mundo con luminarias encendidas en la médula de los explotados. En los monumentos de los próceres de Guarida figuran las cifras exactas de sus hecatombes.
Por el subsuelo de Guarida corren las cloacas de sudor y de sangre de la miseria de donde que surge su deslumbrante riqueza. Guarida ilumina al mundo con luminarias encendidas en la médula de los explotados. En los monumentos de los próceres de Guarida figuran las cifras exactas de sus hecatombes.
Guarida tiene academias
donde se demuestran las sutilezas alcanzables con el ocio pagado por los
consumidos por el agotamiento.
En todas sus escuelas se
enseña el exterminio y la destrucción en todas sus universidades. No es que sea
excelsa Guarida, pero destruye toda obra humana que pudiera opacarla. Su
sabiduría es sinónimo de botín y su filosofía eufemismo del latrocinio.
Guarida es capital de la
moda y se disputan las elegantes los exclusivos modelos de piel humana
desollada. Mucho filosofa Guarida cómo perfeccionar y disimular los silogismos
del saqueo. Los exquisitos vinos de Guarida tienen pozos de sangre. Asombro
causan las catedrales de Guarida donde acuden los fieles a ser devorados.
Sutiles velos tejen los artistas de Guarida para atenuar el clamor de los
sacrificados.
El más supremo logro de
Guarida es probar que todo humanismo se alimenta devorando humanos. Tras cada
asalto de Guarida pululan sicofantes empeñados en demostrar que el único deseo
de las víctimas era ser asaltadas. El latrocinio es la única ley de Guarida y
sus habitantes se entredevoran hasta que los devorantes salen en bandas a
devorar países sin cuya carne sangrante no existiría Guarida. Tantas muertes
como ha causado Guarida financian el laboratorio donde se prepara la Muerte
Absoluta de todo.