
Orestes Martí / Especial para Gramscimanía
Según ha sido publicado
por Democracy now!, en su sitio de Internet, el señor Presidente de los Estados
Unidos de América y premio Nobel de la Paz, Barack Obama, declaró que su país
"continuará con el embargo a Cuba".
"El Presidente Obama
-dice la web- rechazó formalmente levantar el embargo de Estados Unidos a Cuba.
El miércoles, dijo que este país no había tomado las medidas constructivas
tendientes a un gobierno más abierto."
Detalla después DN! lo que
Obama afirmó: “Lo que hemos tratado de hacer es enviar una señal de que estamos
abiertos a una nueva relación con Cuba si el gobierno cubano comienza a dar los
pasos adecuados para abrir su propio país y da a los derechos humanos el
espacio y respeto que permitirían que el pueblo cubano determinara su propio
destino”.
Desde La Habana, el
ex-presidente cubano y líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, en una
de sus reflexiones (La vergüenza supervisada de Obama) no tardó en emitir un
contundente comentario: "¡Qué simpático! ¡Qué inteligente! Tanta bondad no
le ha permitido comprender todavía que 50 años de bloqueo y de crímenes contra
nuestra Patria no han podido doblegar a nuestro pueblo. Muchas cosas cambiarán
en Cuba, pero cambiarán por nuestro esfuerzo y a pesar de Estados Unidos. Tal
vez antes se derrumbe ese imperio"
No pretendemos abordar en
este breve trabajo -de nuevo- lo relacionado con el término
"embargo", acuñado por y para la "Globalingua"; cualquier
persona medianamente conocedora del tema sabe perfectamente que tras ese
vocablo se oculta una de las políticas más criminales que se pudiera
"diseñar" por parte de un imperio agresivo, herido en lo más profundo
de su orgullo de Gran Potencia hegemónica, para rendir por hambre y enfermedades
a todo un pueblo. En realidad, lo que Obama (continuando la política imperial
de sus antecesores) denomina eufemísticamente "embargo" no es otra
cosa que una guerra multifacética (económica, financiera, biológica,
psicológica, mediática y subversiva) contra Cuba.
En la primera parte de
una "reflexión" anterior (Chávez, Evo y Obama) F Castro, entre otras
cosas escribió: "Cuando Chávez regresó a su país, procedente de Cuba, la
noche del jueves 22 de septiembre, se refirió con indignación al discurso pronunciado
por Barack Obama en las Naciones Unidas. Pocas veces lo escuché hablar con
tanto desencanto sobre un líder al que trataba con determinado respeto, como
una víctima de la propia historia de la discriminación racial en Estados
Unidos. Nunca lo consideró capaz de actuar como lo habría hecho George Bush y
conservaba un recuerdo respetuoso de las palabras intercambiadas con él en la
reunión de Trinidad y Tobago.
Ayer estuvimos oyendo un
conjunto de discursos, anteayer también, allá en Naciones Unidas, discursos
precisos como el de la presidenta Dilma Rousseff; discurso de alto valor ético
como el del presidente Evo Morales; un discurso que pudiéramos catalogar como
un monumento al cinismo, el discurso del presidente Obama, es un monumento al
cinismo [subrayado nuestro] que su propia cara delataba, su propia cara era un
poema; un hombre llamando a la paz, imagínate tú, Obama llamando a la paz, ¿con
qué moral? Un monumento histórico al cinismo el discurso del presidente
Obama´."
Recordamos ahora al
lector que el pasado año 2010, publicamos varios artículos sobre lo que
entonces denominamos "Cynical Power" (Soft Power; Hard Power; Smart
Power= Cynical Power / Ecuador: Cynical
Power, el nuevo zarpazo (I) / Ecuador:
Cynical Power, el nuevo zarpazo (II) La vertiente política).
No fue casual la
descripción que hicimos entonces de lo que consideramos la consecuencia del
proceso de desarrollo (en realidad de deterioro), del pensamiento ultra
conservador y de las nuevas estrategias imperiales.
Desde los primeros
momentos escribimos contra la ilusión de que un "gobernante negro"
(Dicotomía: Obama y los Estados Unidos de América / Obama y los Estados Unidos
de América: "dicotomía" e ilusiones van desapareciendo) pudiera
realmente cambiar la esencia criminal del imperialismo; de que una persona
sola, por bien intencionada que estuviera, tendría la posibilidad de provocar
un cambio social en una sociedad como la norteamericana.
Cualquier análisis que
parta de lo que realmente representa la sociedad capitalista y que tome como
base la lucha de clases que se desarrolla en su seno, dará como resultado que
eso no es posible.
Solo un análisis que tome
en consideración los factores antes mencionados y se olvide de espejismos e
individualizaciones poco realistas -que colocan a ese individuo no
condicionados por los procesos histórico sociales que encarnan-, podrá tener
éxito en mostrarnos la verdad objetiva, aquella que existe fuera de nuestra
consciencia y por consiguiente de nuestros deseos.
Cuando publicamos
nuestros artículos sobre el "Cynical Power", algunas sonrisas
sardónicas adornaron de forma condescendiente ilustres rostros de
"pensadores de izquierda"; una destacada periodista no respondió a mi
solicitud de opinión, alegando (en tres ocasiones) no haber recibido el mensaje
y varios e-mails llegaron a mi buzón conteniendo "benevolentes"
comentarios y sabios consejos.
Estimado lector, como más
o menos decía el hoy fallecido profesor Howard Zinn a sus alumnos del Spelman
College en Atlanta, o en la Universidad de Boston, cuando comenzaba un nuevo
curso (Howard Zinn: "Objections to Objetivity): "...este no es un curso objetivo. No les
voy a mentir o a ocultar información porque esto resulta contrario a mis
creencias. Pero no soy un profesor "neutral" .... Les pido escuchen
mis puntos de vista, pero no espero que los adopten. Tienen el derecho de
discutir conmigo sobre cualquier cosa, porque en los temas importantes de la
vida, no hay "expertos". Les hablaré tan honestamente como pueda, y
espero que ustedes hagan lo mismo. No soy su única fuente de información, ni de
ideas. Hay muchos puntos de vista diferentes al mío, en la biblioteca, en la
prensa. Lean tanto como puedan. Todo lo que les pido es examinar mi
información, mis ideas, y a partir de ahí, decidirse"
Notas
Soft Power o Poder
blando, término usado en relaciones internacionales; describe la capacidad de
un actor político, como por ejemplo un Estado, para incidir en las acciones o
intereses de otros actores valiéndose de medios culturales, ideológicos. El
término fue acuñado por el profesor de la Universidad Harvard Joseph Nye, en su
libro de 1990 Bound to Lead: The Changing Nature of American Power, que luego
desarrollaría en 2004 en Soft Power: The Means to Success in World Politics. El
valor del término como teoría política ha sido discutido, sin embargo ha sido
ampliamente utilizado como forma de diferenciar el poder sutil de la cultura o
las ideas frente a las formas más coercitivas, también llamadas Hard Power o
Poder Duro, como la acción militar o la presión económica.
Hard Power o Poder duro;
término empleado en relaciones internacionales; describe las formas
coercitivas, como las acciones militares o las presiones económicas, que
emplean algunos Estados para alcanzar sus fines políticos y/o de dominación.
Smart Power o Poder
Inteligente; término que significa "la capacidad de combinar el Hard Power
o poder duro y el Soft Power o Poder Blando en una estrategia ganadora".
Según Chester A. Crocker, Fen Osler y Pamella R. Aal, el SP o PI "consiste
en el uso estratégico de la diplomacia, la persuasión, la creación de
capacidad, y la proyección de poder e influencia en forma que sean rentables y
tengan una legitimidad política y social"
Poder cínico. Cínico:
adj. Que muestra cinismo. Ejemplo: "el muy cínico dio una versión falsa de
los hechos con la mayor tranquilidad".