El modelo privatizador y la lucha estudiantil
en Chile, Colombia y España
Enrique Javier Díez Gutiérrez & Mauricio Ortiz
Mientras que las
protestas estudiantiles en Chile han capturado la atención de todo el
continente y buena parte del resto del mundo, no son muchos los que saben que
en Colombia desde hace varios meses también se está librando una batalla
definitiva por el futuro de la educación superior. Organizaciones
estudiantiles, profesorales y sindicales de Colombia se manifiestan contra la
reforma de la Ley 30 de Educación Superior que terminará por ahogar
financieramente, y consecuentemente privatizar las universidades públicas.
Además rechazan el alza de las matrículas, especialmente de las universidades
privadas que pueden llegar a costar 10.000 dólares al año, en un país donde el
salario mínimo es de 300 dólares y el 60% de la población ocupada, según el
mismo gobierno, cobra aún menos.
En un país donde sólo el
0.49% del Producto Interno Bruto se destina a la educación superior (el
presupuesto militar es de más del 6%), solo el 37% de los estudiantes acceden a
la educación superior, y el 45% de esos estudiantes universitarios nunca se
llega a graduar.
Los estudiantes
colombianos protestan por lo insuficiente de la partida presupuestaria
contemplada por el Estado para la Educación Superior. Si en Estados Unidos el
gasto por alumno o alumna es de cien mil dólares al año y en Colombia no llega
a tres mil dólares, que con la reforma se verían disminuidos a 250. Pero además
se indignan porque la mayoría de estos recursos serán canalizados vía créditos
estudiantiles, en lugar de ser entregados directamente a unas universidades que
arrastran un déficit de cerca de 350 millones de dólares. El presidente
colombiano, Juan Manuel Santos, tuvo que eliminar en el proyecto de reforma la
inclusión de instituciones con fines de lucro en el sistema universitario
colombiano, al estilo chileno. Sin embargo, la propuesta de reforma mantiene el
lucro y la privatización de la educación superior, pues sigue promoviendo que
las universidades públicas se asocien con empresas privadas.
No quieren el camino
chileno: 5 años estudiando y 15 pagando, con un sistema de créditos que se
conceden a través de los bancos privados, y que tienen unas tasas de interés de
un 6% como mínimo, por encima incluso de un crédito hipotecario. Cuando accede
al mundo laboral el estudiante chileno arrastra una deuda de en torno a 30.000
dólares que debe empezar a pagar desde el primer empleo. El 70% de los
estudiantes chilenos tiene un crédito universitario, en un país donde el 60% de
la población vive con 180 euros mensuales mientras los aranceles universitarios
son de más del doble de esa cifra.
En 1981 Pinochet reformó
el sistema universitario, eliminando la educación universitaria gratuita. A
partir de entonces, quienes quieren ir a la universidad y no tienen dinero para
pagarla, deben pedir créditos. En 1990, Pinochet dio otra vuelta de tuerca más
con la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), que redujo el rol del
Estado en la educación al de un mero regulador, y delegó la enseñanza en el
sector privado. La ley abrió las puertas al lucro en la educación y dio pie al
negocio de las “escuelas y universidades empresa”. En los últimos 30 años hubo
un 'boom' de escuelas privadas o subvencionadas (público-privadas), que hoy día
acogen al 60% del alumnado de primaria y secundaria.
Las escuelas públicas
pasaron a depender de los Ayuntamientos con insuficientes recursos, lo que
provocó un progresivo deterioro de la calidad educativa. En tanto, en el nivel
de educación superior aparecieron una treintena de universidades privadas, que
hoy representan el 60 por ciento del sector. Irónicamente, esas universidades
absorbieron a muchos de los estudiantes más pobres, que por venir del sistema
educativo municipal sacaron notas más bajas en la prueba de selección
universitaria. Los sucesivos gobiernos de la Concertación y la actual
administración de Piñera, tanto de derechas como socialdemócratas, prefirieron
mantener la misma lógica neoliberal dejando que el mercado regule el sector
educativo. No es un problema de falta de dinero, pues con el precio del cobre
–la mayor exportación del país- a precios récord, los fondos existen. El
problema es ideológico.
España está siguiendo
también, de forma más solapada y encubierta, el modelo chileno. En 2011 los
campus universitarios públicos han sufrido un recorte de unos 300 millones de
euros, mientras que este curso hay 73.344 más universitarios que el curso
pasado, y 150.000 más que en el curso 2007-2008. La Comunidad de Madrid ha sido
condenada por los tribunales a pagar 43,3 millones de euros que debe a la
Universidad Complutense sólo en obras. El presidente de la Mesa de Gerentes de
la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) denuncia que las
Comunidades Autónomas están emprendiendo un proceso de privatización de las
universidades públicas recortando su financiación y estrangulando su
funcionamiento. El rector de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM)
explica que «tenemos conocimiento de que algunas comunidades rebajarán entre un
6% y un 7%, otras un 10% y otras hasta un 16% su presupuesto». La Junta de
Castilla y León ha comunicado la reducción del presupuesto ya aprobado y los
gastos comprometidos para las Universidades de la región. En concreto a la Universidad
de León estos recortes le suponen una reducción de un millón y medio de euros
respecto a la asignación inicial.
De esta forma las
Universidades se ven obligadas a acumular deudas, a subir las tasas de
matrícula, a recortar programas y servicios o a buscar financiación de
organizaciones privadas. Con la excusa de la “crisis” se está realizando una
“reforma de la educación”, convirtiendo la formación superior en un negocio
reservado a quienes puedan costearse las elevadas tasas que habrán de exigir unas
universidades que recibirán cada vez menos recursos públicos. Esto es lo que
hizo Pinochet en Chile. Esta es la reforma en Colombia. Y esta es la aplicación
en España de la estrategia universidad 2015, el plan Bolonia en sus primeros
pasos. Si en Colombia y en Chile la comunidad universitaria está reclamando en
las calles una educación pública gratuita y de calidad en la Universidad, para
cuándo empezaremos en España. Estudiantes y profesorado de las universidades
públicas catalanas han decidido convocar una huelga general para protestar
contra los recortes en educación superior para el 17 de noviembre. ¿Nuestras
universidades se unirán o dejaremos que siga adelante el modelo de
privatización de la educación superior a la colombiana?
Enrique Javier Díez
Gutiérrez es profesor de Teoría de la Educación en la Universidad de León
(ULE).
Mauricio Ortiz es estudiante colombiano de la ULE.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138240&titular=educaci%F3n-superior-a-la-colombiana-
Mauricio Ortiz es estudiante colombiano de la ULE.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138240&titular=educaci%F3n-superior-a-la-colombiana-