
Pepe Escobar
Desde el principio de las
operaciones de la OTAN contra la Libia de Gaddafi y su sistema socializante y
anarquista, la prensa comercial occidental no ha dejado un solo momento de
desinformar y alterar la realidad. Pero es solamente gracias a la inmensidad de
la mentira vehiculada por la prensa comercial, unánime en su discurso, que poco
a poco, la verdad va emergiendo dentro de toda esta calumnia y manipulación.
Todo esto gracias al trabajo de investigadores, pensadores e periodistas
honestos, que con su lógica, su análisis, nos instruyen y nos muestran la cara
oculta de la tragedia libia.
Se pelean como los
buitres sobre los cadáveres. El ministro francés de defensa dijo que le habían
agarrado con un avión de combate Rafale que disparó contra el convoy en el que
iba- (...) El Pentágono dijo que le habían agarrado disparando un misil
Hellfire desde un Predator.
Después, un herido
coronel Muamar Gadafi buscó refugio en una mugrienta alcantarilla por debajo de
una autopista –un eco espeluznante del «agujero» de Sadam Husein- donde fue
encontrado por los «rebeldes» del Consejo Nacional Transitorio (CNT), quienes,
como era de esperar, le ejecutaron.
Abdel-Jalil Abdel-Aziz,
un doctor libio que acompañó el cadáver de Gadafi en una ambulancia y que le
examinó, dijo que murió de dos balas, una en el pecho y otra en la cabeza.
El CNT –que ha estado
vendiendo mentiras, mentiras y más mentiras durante meses- jura que murió en un
«fuego cruzado». Puede que fuera una turba. Puede que fuera Mohammad al-Bibi,
que ostentaba una gorra de baseball de los Yankees de Nueva York y quien posó para el mundo
entero blandiendo la pistola dorada de Gadafi, su billete quizá para recoger la
considerable suma de 20 millones de dólares ofrecidos como botín por Gadafi
«vivo o muerto».
Todo resulta cada vez más
curioso si uno recuerda que eso es exactamente lo que la secretaria de estado
de EEUU, Hillary Clinton, había anunciado en su meteórica visita a Trípoli
cuarenta y ocho horas antes, que Gadafi sería «capturado o asesinado». El Hada
Queenie [1] satisfizo los deseos de Clinton, que se enteró de los hechos
observando la pantalla de una BlackBerry, y reaccionando con el terremoto
semántico «¡Guau!».
Para los ganadores, el
botín. Todos ellos lo hicieron: la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN), el Pentágono y el CNT. En el momento en que una resolución de las
Naciones Unidas imponiendo una zona de exclusión aérea sobre Libia se convirtió
en un permiso para cambiar el régimen, el plan A fue siempre capturarle y
matarle. Asesinato selectivo, esa es la política oficial de la administración
Obama. No había plan B.
Deja que te proteja bombardeándote
En cuanto a la R2P
(«responsabilidad para proteger» a los civiles), cualquier escéptico debería
aferrarse a la explicación del secretario general de la OTAN, Anders Fogh
Rasmussen: «La OTAN y nuestros socios han puesto en marcha con éxito un mandato
histórico de las Naciones Unidas para proteger al pueblo de Libia».
Cualquiera que quiera
revisar la protección de la OTAN a los civiles sólo necesita saltar a una
camioneta y llegarse hasta Sirte, la nueva Faluya.
Las reacciones han sido
muy instructivas. El burócrata del CNT Abdel Ghoga se fue al Coliseo del
Imperio Romano y dijo: «Los revolucionarios tienen la cabeza del tirano».
El presidente de EEUU
Barack Obama dijo que la muerte de Gadafi significa que «estamos viendo la
fortaleza del liderazgo estadounidense por todo el mundo». Eso es como lo de
«le agarramos», todo lo que uno podía esperar, considerando también que
Washington pagó no menos del 80% del coste de la operación de esos ceporros de
la OTAN (alrededor de 1.000 millones de dólares, que los Ocupas de Wall Street
harían bien en denunciar porque ya podían haberse dedicado a crear empleo en
EEUU). Qué extraño decir ahora «lo hicimos», porque la Casa Blanca dijo siempre
que esto no era una guerra, que era algo «cinético». Y que ellos no iban a
encargarse.
Parece que fue ese
mayestático estratega de la política exterior, el vicepresidente estadounidense
Jo Biden, quien resultó ser más descarnadamente instructivo que Obama: «En este
caso, EEUU ha gastado 2.000 millones de dólares y no ha perdido ni una sola
vida. Esta es una buena receta sobre cómo tratar con el mundo para avanzar con
más rapidez que lo hicimos en el pasado».
Mundo, ya estás
advertido, así es como el imperio va a tratarte a partir de ahora.
Siente de cerca mi tan humanitario amor
Por tanto, felicitaciones
a la «comunidad internacional», que como todo el mundo sabe se compone de Washington,
unos cuantos miembros inútiles de la OTAN y los tan democráticos centros
neurálgicos del Golfo Pérsico como Qatar y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Esa comunidad, al menos, adora los resultados. La Unión Europea (UE) saludó «el
fin de una era de despotismo», cuando hasta prácticamente el jueves estaban
acariciando el casquete que coronaba las túnicas de Gadafi y ahora están en un
sin vivir fabricando editoriales sobre el reinado de 42 años del «bufón».
Gadafi habría sido sobre
todo un huésped molesto de la Corte Penal Internacional en La Haya, porque
habría disfrutado recordándoles a todos los besamanos, los cálidos abrazos y
los acuerdos jugosos que Occidente estaba mendigando cerrar después de que
fuera promovido de «Perro Loco» (Ronald Reagan) a «nuestro hijo de puta».
También iba a deleitarse detallando todos los turbios antecedentes de esos
oportunistas que ahora intentan pasar por «revolucionarios» y «demócratas».
En cuanto a los conceptos
del derecho internacional, yacen en una alcantarilla tan inmunda como esa en la
que se refugió Gadafi. Al menos, el dictador Sadam consiguió un remedo de
juicio ante un tribunal arbitrario e irregular antes de reunirse con el
verdugo. Osama bin Laden fue sencillamente finiquitado, estilo asesinato, tras una
invasión territorial de Pakistán. A Gadafi se lo cargaron con una mezcla de
guerra aérea y asesinato.
Los buitres del poder
están congestionando los cielos. Mohammed El Senusi, que vive en Londres, el
heredero del trono libio (el rey Idris fue derrocado en 1969) está listo para
pasar a primer plano y ha dejado bien claro ya que «es un servidor del pueblo
libio y que son ellos quienes deciden lo que quieren». Traducción: Quiero el
trono. Obviamente es el candidato favorito de la contrarrevolucionaria Casa de
los Saud.
¿Y qué hay de todos esos
burros de los think tank de Washington farfullando que este ha sido como el
«momento Ceausescu» de la Primavera Árabe?
Si tan solo el dictador
rumano hubiera mejorado los niveles de vida de su país –en términos de sanidad
gratuita, educación gratuita, incentivos para los recién casados, etc.- en una
fracción de lo que Gadafi hizo en Libia… Más el hecho de que Nicolae Ceausescu
no fue depuesto con un bombardeo «humanitario» de la OTAN. Solo un idiota podía
haberse tragado la propaganda de las más de 40.000 bombas «humanitarias» de la
OTAN que han devastado la infraestructura de Libia hasta devolverla a la Edad
de la Piedra (Conmoción y Pavor a cámara lenta). Esto nunca tuvo nada que ver
con la R2P, el inmisericorde bombardeo de civiles en Sirte así lo demuestra.
Como los cuatro miembros
importantes del BRIC sabían incluso antes de que se votara la Resolución 1973
de la ONU, iba de que la OTAN controlara el Mediterráneo como si fuera su lago,
iba de la guerra del AFRICOM contra China y de levantar una base estratégica
clave, iba de los franceses y los británicos consiguiendo jugosos contratos
para explotar los recursos naturales de Libia en su beneficio, iba de Occidente
ajustando la narrativa de la Primavera Árabe después de que les hubieran
pillado desprevenidos en Túnez y en Egipto.
Escuchen los brutales quejidos
Bienvenidos a la nueva
Libia, donde intolerantes milicias islamistas convertirán las vidas de las
mujeres libias en un infierno viviente. Cientos de miles de africanos
subsaharianos –todos los que no hayan podido escapar- serán perseguidos sin
piedad. Se saqueará toda la riqueza natural del país. Toda la colección de
misiles antiaéreos de los que se han apropiado los islamistas será una razón
sumamente convincente para la «guerra contra el terror» en el norte de África
se eternice. Habrá sangre, sangre fruto de guerra civil, porque Tripolitania se
negará a quedarse subdesarrollada como se quedó Cirenaica.
En cuanto a todos los
dictadores que quedan por todas partes, ya pueden conseguirse una póliza de
seguro de vida de la OTAN S.A.; Hosni Mubarak de Egipto, Zine al-Abidine Ben
Ali de Túnez y Ali Abdullah Saleh del Yemen fueron lo suficientemente listos
como para agenciársela. Todos sabemos que nunca habrá R2P para liberar a los
tibetanos o los uygures, ni al pueblo del GULAG monstruoso que es Myammar, o al
pueblo de Uzbekistán, o a los kurdos en Turquía, o a los pastunes a ambos lados
de la imperialmente trazada Línea Durand.
Sabemos también que
cambiar a un mundo en el que podamos creer será el día en que la OTAN haga
respetar una zona de exclusión aérea sobre Arabia Saudí para proteger a los
chiíes en la provincia oriental, con el Pentágono lanzando una alfombra de
Hellfire sobre esos miles de medievales
y corruptos príncipes de la Casa de los Saud.
No habrá tal. Mientras
tanto, es el modo habitual de acabar de Occidente, con un golpe violento de la
OTAN y mil brutales e ilegales quejidos.
¿Asqueados acaso?
Consigan una máscara a lo Guy Fawkes y armen la de Dios es Cristo.
Nota
[1] Argot referido a los
billetes de 20 dólares con la reina de Inglaterra en el reverso.
Pepe Escobar es periodista y autor de Globalistan:
How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y Red
Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su último libro es Obama
does Globalistan (Nimble Books, 2009). Es también corresponsal para el diario
Asia Times y analista político para the Real News.
Traducido del inglés por Sinfo Fernández
Fuente: http://www.voltairenet.org/De-como-Occidente-gano-en-Libia
Traducido del inglés por Sinfo Fernández
Fuente: http://www.voltairenet.org/De-como-Occidente-gano-en-Libia