![]() |
Foto: David Harvey |
Andrés Figueroa Cornejo
David Harvey, geógrafo
marxista inglés, dictó una conferencia en la Facultad de Filosofía y Letras de
la Universidad de Buenos Aires titulada “Crisis
Actual del capitalismo: ¿Hacia una ruptura de la división territorial del
trabajo?”, a salón abarrotado y donde en una de sus paredes se ilustran
fotográficamente los rostros inolvidables de detenidos desaparecidos durante la
dictadura militar que estudiaban allí en los años del espanto.
A sus 76 años habla sin
apoyarse en apunte alguno y con ímpetu adolescente. El autor de ‘Limits to Capital’ (1982) enfrenta con
simpleza y al hueso a un público mayoritariamente joven y arranca desde su particular
perspectiva analítica y temática sobre las razones y movimiento de la crisis
económica mundial.
“Las tendencias a las crisis también circulan geográficamente. Nunca ha
existido una crisis capitalista que no comenzara en algún lugar y que de allí se
expandiera a otros. En este caso, el origen de la crisis estaba ubicada en los
mercados de vivienda, principalmente en algunas partes de EE.UU., como
California, Arizona, Florida, Georgia. Existen otros sitios donde la crisis se
ha manifestado, como España, Irlanda, Portugal. Esa ubicación social y
sectorial de la crisis indicaba que
contenía una dimensión urbana. Aquí debería pensarse en las relaciones entre la
urbanización, la formación de la crisis y la resolución de la crisis. Sin
embargo, no hay bibliografía sobre esta cuestión ni desde la perspectiva
marxista ni desde la convencional”, dice en un inglés rápido y coloquial, y
añade que “Por ejemplo, el Informe de
Desarrollo 2009 del Banco Mundial se concentró en asuntos de urbanización,
realizando todo tipo de recomendaciones respecto de cómo la financiación de las
viviendas debería organizarse, y cuán importante era securitizar las hipotecas
y transferirlas a todos los lugares del mundo. Publicaron esto sin decir
absolutamente nada sobre la crisis que acababa de desatarse. Por ello escribí
un breve libro sobre la historia de la organización y su conexión con la
historia de la gestación de la misma crisis. Durante la investigación me
encontré con una solución muy interesante del Banco de la Reserva Federal de
San Francisco que señalaba que los norteamericanos salen de las depresiones y
recesiones típicamente construyendo viviendas y llenándolas de cosas. El
documento del BM expresa que la urbanización no es una fuente de la crisis,
sino que, por el contrario, en Estados Unidos la urbanización se vio siempre
como una solución a la crisis. Pero ocurre que al permitir salir de las crisis,
la urbanización también las produce.”
Una explicación a la mano
Quien refrenda con su
actividad intelectual el compromiso con el ambientalismo militante y radical,
procura con un ejercicio sencillo dar cuenta de las aristas más complejas del
desarrollo capitalista y sus puntos de quiebre. Así Harvey afirma que “Los capitalistas comienzan el día con
cierta cantidad de dinero. Van al mercado, compran medios de producción,
materias primas, máquinas y fuerza de trabajo. Combinan trabajo, medios de
producción y tecnología que crean un producto que luego se lleva al mercado, se
vende al precio original más el valor excedente o ganancia. Ese proceso tiene
muchas barreras potenciales. Y las crisis están ligadas a una de estas
barreras. Por ejemplo, cuando los capitalistas van al mercado y quieren comprar
medios de producción se encuentran con que no hay energía o existen problemas con
el suministro de materias primas, etc. Entonces surge una crisis. ¿Y qué pasa
cuando no hallan suficiente mano de obra o el trabajo está bien organizada y no
quiere trabajar salvo ciertas condiciones? Ocurre otra crisis. Yo creo que la
crisis de fines de 1960 e inicios de 1970 es de trabajo. La mano de obra
organizada era demasiado poderosa, y los capitalistas decidieron no invertir,
castigando el trabajo como Pinochet en Chile, Reagan, Thatcher. Asimismo,
existe una crisis cuando las materias primas quieren venderse, pero no
encuentran un mercado. Esto es parte de la larga historia de las crisis del
capitalismo. Y cada crisis que acontece tiene una combinación especial de los elementos señalados. En el
caso del punto de crisis en el trabajo ocurre un problema de demanda. ¿Cómo la
gente tendrá suficiente dinero para comprar el producto si los salarios están
deprimidos?”
David Harvey enunció el
concepto de ‘acumulación por desposesión’ (enriquecimiento capitalista a través
de la explotación y privatización de todos los recursos naturales, servicios
básicos y derechos sociales). Y prosigue su exposición sobre el proceso de
reproducción del capital condensado simbólicamente en un día, expresando que “La cuestión es que tiene que haber más de
lo que había al comienzo del día. Es decir, el capitalismo es crecimiento; debe
incrementarse para sobrevivir. Si no aumenta, hay crisis. ¿Qué pasa hoy? Se
observa que parte del mundo no está creciendo, como Europa, Japón, Estados
Unidos. En buenas cuentas, el sistema capitalista está comprometido con el
crecimiento desde alrededor de 1750. La tasa promedio de crecimiento por año,
según cualquier medición, es de 2,25% anual. En la coyuntura, uno ve una suerte
de fetiche asociado a un crecimiento de un 3% al año. Es decir, ese porcentaje
resultaría el mínimo de crecimiento aceptable. Pero pasa que hace unos 150 años
aproximadamente, se observa que ese crecimiento es compuesto. Esto es que para
crecer en 1970 hacía falta 0,4 trillones de dólares de nueva inversión. Ahora
demandaría 1,5 trillones de dólares de nueva inversión capaz de generar
utilidades. En 20 años más se precisarán 3 trillones de dólares. Y en la medida
que pasa el tiempo, las oportunidades se vuelven más difíciles de encontrar.
Entonces se puede advertir un enorme estrés en la lógica del ‘síndrome de
crecimiento’. Se está en presencia de un enorme reto para continuar el
crecimiento, y en los últimos 30 años ha habido una corriente de dificultades
para localizar nuevas oportunidades de crecimiento, incluso con la apertura de
China y Rusia. ¿Qué queda entonces para mantener los mismo niveles de
crecimiento?”
El autor de ‘The
Condition of Postmodernity’ (1989), se contesta que “Ese 3%
de crecimiento requiere que los capitalistas respondan qué harán con la
utilidad al final del día. Atrapados en la competencia, si los capitalistas no
crecen pierden el negocio. Y las presiones competitivas no se dan entre
capitalistas individuales, sino también entre naciones. En la actualidad, todos
los países quieren ser más competitivos que los demás, pero eso no es posible.
En esta dinámica, hay ganadores y perdedores.”
La deuda
“Al final del día, ¿de dónde proviene la mayor demanda, aquella que no
estaba allí al comienzo?”, se pregunta David Harvey y casi sin respiro
indica que “Hasta finales del siglo XIX la respuesta estaba en el imperialismo
colonialista. Pero ya no existen residuos no capitalistas ni feudalismo en el
mundo. Entonces, supongamos que vivimos en una sociedad donde sólo hay
capitalistas y trabajadores, dos clases. Al final del día, los trabajadores o
los capitalistas tienen que crear esa demanda extra. Pero en concreto, no
pueden ser los trabajadores porque están sufriendo la depresión, por tanto los
capitalistas tienen que aportar su propia demanda. En consecuencia, los
capitalistas están obligados a originar ese superávit. Entonces, la demanda al
final del día es aportada por la demanda que va a ocurrir mañana. Y la
expansión de mañana es la que barre con el superávit de ayer. El único problema
es que hay una brecha de tiempo. ¿De qué manera se cubre esa brecha de tiempo?
A través del sistema crediticio. El capitalista no compra la materia prima,
sino que establece un pagaré que significa un compromiso de pago. La historia
del capital es igual a la historia de la acumulación de deuda. De lo contrario
no hay capitalismo posible. Por eso, más allá de la propaganda, los
capitalistas nunca van a terminar con la deuda porque es un argumento político
central del sistema. Y no tiene que ver con la economía. ¿A dónde va ese
superávit? Se pueden producir nuevas cosas, ¿pero qué ocurre cuando el mercado
se satura?”
Para ilustrar de mejor
modo su posición, Harvey manifiesta que “Cuando
se mira la historia de 1920 y su recesión en EE.UU., se registra una repentina
explosión de la industria de la construcción de casas y ciudades, lo que
provoca una onda poderosa de urbanización. Allí está la primera ola de la
producción automovilística y el inicio del rediseño de las ciudades
norteamericanas, absorbiendo mucho capital. Pero se construye ahora y el índice
de retorno se resuelve en alrededor de 15 años después. En 5 años, los precios
de las casas en Florida aumentaron 8 mil por ciento. Se inventaron los
ascensores y los rascacielos. Pero luego de unos 7 años se advirtió la
existencia de una sobre inversión y se produjo un crash. Y lo que ahora se ha
descubierto es que 18 meses antes de la
caída de Wall Street en 1999, el mercado de propiedades en Norteamérica había
caído justo dos años antes de la debacle del mercado de acciones. Ello se
traduce en un gran desempleo en la industria de la construcción (en 1930, la
mitad de la fuerza de trabajo empleada en la construcción se despeñó un 50%).
Por eso, en la época, el Presidente Roosevelt intentó establecer un sistema de inversión pública en
torno a la infraestructura, edificación de carreteras, diques, represas; y
asimismo, se empeñó en reformar las finanzas de las viviendas. Antes de 1930
era muy difícil conseguir crédito para viviendas. Sin embargo, pronto apareció
un conjunto de instituciones financieras que permitía la obtención de créditos
hipotecarios por 30 años. Por este medio se trató de salir de la crisis, pero
no dio resultado porque los trabajadores no tenían empleo. Al final de la
Segunda Guerra Mundial, EE.U.U. se enfrentó a un problema de proporciones.
¿Volverían las condiciones de 1930? Mucha gente que regresó de la guerra y
había luchado, sabía perfectamente usar
armas. Y existía un temor real en Norteamérica vinculado a la incertidumbre de
que los soldados vueltos de la guerra no encontraran empleo y, a diferencia de
1930, el descontento social adoptara formas más violentas. La solución que
ofreció el capitalismo fue la suburbanización. Ella fue una medida de
pacificación social, una solución política. Sobre esa iniciativa se fundó el
‘sueño americano’ y todas las manifestaciones culturales e ideológicas que de
medidas materiales surgieron. Pero a fines de 1970 ocurrió una fuerte caída de
los mercados de la vivienda. La solución de 1945 ya en la década de los 70’ era
un problema. Por eso se decidió repoblar el centro de las ciudades que habían
sido abandonadas y revolucionar el mercado de consumo mediante mercancías de
corta duración.”
El creador en 1996 de
‘The New Imperialism’ termina su alocución con pedagógica ironía cuando dice
que “En la década de los 80 hubo una
crisis en los mercados de propiedades donde quebraron más de mil instituciones
financieras. Se denominó ‘la crisis de ahorros y préstamos’, que redundó en la
bolsa en los 90’. Entonces comenzó un proceso de financiación de hipotecas
dirigido a personas que no podían pagarlas. ¿Si la tasa de retorno en la
producción es de un 3% y en la especulación financiera es de un 40 a 50%, dónde
se invierte el excedente capitalista?”