
El que dijo que el tiempo lo cura todo,
seguramente no tenía reloj.
Alguna vez se ha
preguntado por qué se despierta por las mañanas, ¡incluso cuando falla la
desagradable alarma del despertador de su mesita de noche? No se lo pregunte
más.
Las investigaciones
dentro del reloj biológico han descubierto a los protagonistas moleculares que
se encargan de desconectarnos diariamente y gradualmente apagarnos hasta que
nos dormimos, ahora, un equipo en varias universidades ha descubierto los
mecanismos que nos devuelven la actividad diariamente.
Controlar a un organismo
no es tarea fácil y son muchos los mecanismos y funciones necesarios a nivel
molecular. La importancia de los genes es vital en su producción de proteínas
y, aunque no lo es todo, especialmente si hablamos de rasgos y conductas, las
proteínas representan la biología básica de cualquier ser vivo. Y los genes
hacen a las proteínas. Esta molécula de ADN controla formas variadas de nuestra
anatomía y el trabajo de nuestros órganos. Una de estas importantes funciones,
de hecho, es el reloj molecular, nuestro calendario biológico que se encarga de
apagarnos y encendernos todos los días. En esta amplia función, el sueño
protagoniza la escena, el sueño con sus herramientas para dormirnos y
despertarnos.
Hace mucho que conocemos
algunas de las formas como funciona el reloj biológico. Especialmente cuando se
trata de adormecernos o de mantenernos despiertos; era, precisamente, la
herramienta que nos activaba nuevamente lo que faltaba, hasta ahora. Un equipo
de investigadores anunció ahora haber descubierto el gen que nos despierta.
Pero veamos primero lo
que conocíamos antes de saber sobre este nuevo gen y su proteína. Pues bien, el
personaje principal en este drama de relojes biológicos es una proteína central
a la que llaman PER. Día a día, la cantidad de PER que tenemos en nuestras
células incrementa y disminuye y es importante que las células tengan
conocimiento de ello pues usan PER como un indicador de saber cuánto tiempo le
queda al día y cuándo ha llegado el momento de apagarnos o si hay que
mantenernos aún despiertos.
No obstante, antes que la
proteína tenemos a dos genes que la producen y la impulsan (CLOCK y BMAL); por
eso, cuando caen las PER en nuestras células la presión sanguínea baja,
nuestros procesos mentales y el nivel de los latidos del corazón disminuyen, la
proteína disminuye de nuestras células y nos apagamos. Cerramos los ojos y ¡a
dormir!
Una cuestión de nivel
“No sabíamos qué hacía
que la proteína subiera de nuevo después de dormir y nos dijera que
despertemos, hasta que conocimos al gen KDM5A que produce la proteína JARID1a”,
explica Satchindananda Panda, profesor del Laboratorio de Química en el
Instituto Salk para Estudios Biológicos. “El cuerpo es esencialmente una
colección de relojes. Sabíamos más o menos qué mecanismos usa el cuerpo para
decirle al organismo que reduzca la velocidad y duerma pero no sabíamos cómo
hacía para despertarlo”.
Pues bien, los
experimentos fueron realizados con células de moscas de la fruta (mimes
oDrosophila melanogaster), de ratones y de humanos. Los investigadores, tanto
de Salk como el doctor Luciano DiTacchio y otros especialistas de la
Universidad McGill y el Colegio Universitario de Medicina Albert Einstein,
identificaron la proteína, un tipo de enzima que pone al organismo a funcionar
de nuevo. JARID1a es requerido para el ciclo normal, tanto a nivel celular como
en términos del comportamiento diario del individuo.
“En las células humanas y
de ratones que fueron genéticamente modificadas para producir muy poco JARID1a,
la proteína PER no subía su cantidad en la sangre. En las moscas, por ejemplo,
notamos que perdían la idea del tiempo y dormían siestas durante el día, no
existía una regulación. Lo que pasa es que nuestra proteína utiliza otra que
actúa como un freno, conocida como HDAC, y la que reactiva así los niveles de
PER en las células”, dice.
¡Y así nos despierta!
Cuando los investigadores reintroducían la proteína en las moscas y los
ratones, JARID1a producía la proteína freno y los animales volvían a la
normalidad.
KDM5A y JARID1a
“Ahora que entendemos
mucho mejor cómo funciona el mecanismo que nos duerme y nos despierta y de qué
se trata, podemos indagar más profundamente e intentar resolver por qué no
dormimos, qué ocurre con estos desórdenes crónicos que suelen empeorarse cuando
envejecemos. De hecho, el reloj biológico suele ir en declive cuando
envejecemos y nos enfrentamos al riesgo de contraer otras enfermedades,
especialmente si no dormimos”.
Todos estos mecanismos
estudiados y descubiertos manipulan los ciclos metabólicos y algunas de las
enfermedades enlazadas a ellos; por ejemplo, convertir azúcares en grasa ocurre
normalmente a ciertas horas del día y es probable que el análisis de estos
relojes les permita entender mejor desórdenes como la diabetes.
“Mucho de lo que
significa estar saludable y lucir joven tiene tanto que ver con tener una
estupenda noche de descanso. Y ahora sabemos los protagonistas de esa tan
necesaria función”, asegura Panda. No tiene un nombre pegadizo: KDM5A, pero es
el gen que se encarga de producir la proteína JARID1a que se encarga de
despertarnos.
El que dijo que el tiempo
lo cura todo, seguramente no tenía reloj.