
Luis Britto García /
Especial para Gramscimanía
1. ¿Será el pasado la única Utopía de la derecha? ¿Por eso miente
un historiador que Venezuela Colonial era
rica y unida? ¿Antaño era unión la esclavitud y riqueza
la miseria? ¿Será que confunden
nostalgia con amnesia? ¿Habrá que salir a la búsqueda de esa utopía perdida?
2. ¿Encontraremos la dicha en las últimas décadas del siglo pasado?
¿Se puede imaginar mayor felicidad que la de un país donde 80% de los venezolanos vivía en pobreza y 43,35% en
pobreza crítica? ¿Donde 40%
habitaba en ranchos u otras viviendas insalubres? ¿Era posible mayor
ventura que una tasa de mortalidad por desnutrición que creció de 1,6 por cien
mil habitantes en 1983, a 3,1 en 1987 y a 4,6 en 1990? ¿Qué las muertes por
desnutrición en menores de un año aumentaran de 13,8 por cien mil nacidos vivos
en 1983, a 40 en 1989 y a 60 en 1990? ¿Cómo no disfrutar de un alza del índice de precios al consumidor de 1.262,9 % entre 1984 y 1993; de un
dispararse del costo de los bienes más necesarios, como alimentos y bebidas, en
un 2.240,5%? ¿Hubo alguna vez mayor
júbilo que morir de mengua porque no existían módulos de Barrio adentro? ¿Mayor
beatitud que ver morir niños como moscas por ausencia de un Cardiológico
Infantil? ¿Qué vivir en tiniebla eterna por falta de una Misión Milagro?
3. ¿Concibió alguien mayor alborozo que levantarse el Viernes Negro
el 18 de febrero de 1983, y enterarse de que el bipartidismo había quebrado al
país más rico de América Latina? ¿Que, tras haberse cuadruplicado el ingreso
petrolero, el gobierno había contraído a escondidas deudas por 27.000 millones de dólares, que
consumían el 40% del gasto público y debíamos pagar los ciudadanos que no
habíamos robado nada? ¿Podemos imaginar mayor jolgorio que ver pasar
el dólar de 4,30 bolívares a más de
mil? ¿Qué el de entregar todas
las industrias básicas en pago de deudas ilegalmente contraídas? ¿Cómo olvidar
la euforia de la inflación anual de tres dígitos y la euforia de los intereses
bancarios de otro tanto, financiados con bonos cero cupón del Tesoro que pagábamos
todos? ¿Cómo echar al olvido los infartos de gozo y los suicidios de felicidad
al saber en 1994 que los banqueros habían huido llevándose la mitad del
circulante del país, después de que Caldera le otorgara auxilios financieros
por 700.000 millones de bolívares?
4. ¿Cómo explicar a las nuevas generaciones el éxtasis de
suspensiones de garantías constitucionales que duraban más de tres años? ¿O el
método jubiloso de recuperar la mayoría parlamentaria ilegalizando a la
oposición? ¿O la delicia de sufragar bajo el principio de “Acta mata
Voto”? ¿Hubo mayor gozadera que manifestar cuando Betancourt ordenaba:
“Disparen primero y averigüen después”? ¿Qué escribir para la prensa cuando
clausuraban periódicos y el hijo de Andrés Eloy Blanco los censuraba? ¿Que saber a Venezuela sembrada de Teatros de Operaciones, campos de
concentración donde se torturaba y desaparecía a cuanto ciudadano exigiera un
cambio? ¿Donde diez mil compatriotas fueron asesinados en dos décadas por los
cuerpos represivos? ¿Donde varios millares
fueron inmolados el 27 de febrero de 1987 por protestar contra el Fondo
Monetario Internacional? ¿Dónde hasta el Presidente tuvo que ser encarcelado
por ratero?
5. ¿Será que la memoria es ingrata? ¿Pasará que no evocamos lo
bueno? ¿Olvidamos el goce de cuando nos negaban el acceso a un club, un
restaurante o una discoteca por ser morenos? ¿Añoraremos los buenos tiempos,
cuando en los medios sólo se aceptaban mulatos en papeles de cachifos, brujos,
policías o malandros? ¿Cómo describir el
júbilo en un país con más de millón y medio de analfabetas, donde sólo tres de
cada cien niños ingresados a primaria llegaba a Educación Superior? ¿Hubo
regodeo mayor que el de una deserción
escolar que entre 1990 y 1992 alcanzaba
a 1.173.058 estudiantes, con repitencia
acumulada que llegaba a 997.853? ¿Brillaron más la Moral y las Luces que cuando
Caldera allanó a la Universidad Central con tanquetas, le quitó la autonomía
y la ocupó por años? ¿Que cuando retiró
la Historia, la Geografía y la Educación Cívica de los programas de Primaria
por mandato de Estados Unidos? ¿Es imaginable mayor dicha que saber que a fines
de los noventa se iba a aplicar un proyecto del Banco Mundial para acabar con
la gratuidad de la educación universitaria?
6. ¿Quiénes añoran esos tiempos, merecen vivirlos de nuevo? ¿Eran
felices, y no lo sabían? ¿O eran felices, porque no sabían?