
Manuel E. Yepe /
Especial para Gramscimanía
“Las reformas emprendidas por el Partido
Comunista de Cuba que fueran refrendadas por el Sexto Congreso difieren de las
reformas soviéticas tanto como la playa de Varadero de la tundra siberiana”.
Así lo valoran los
profesores estadounidenses Roger Keeran y Thomas Kenny, autores de un
importante libro titulado “Socialism Betrayed” (Socialismo traicionado) en el
que analizaron en 2010 las razones del colapso del Estado socialista, el
desmembramiento de la Unión Soviética y el proceso de imposición del
capitalismo “desde arriba” en los inicios de la última década del pasado siglo.
Keeran y Kenny comparan, desde la óptica
marxista de ambos, la debacle soviética con el actual proceso de actualización
del socialismo cubano y rechazan contundentemente a quienes han sugerido que el
socialismo cubano está en problemas y que Cuba va por el camino de la URSS bajo
Mikhail Gorbachev.
En artículo titulado
“Whither Cuba? “(¿A dónde va Cuba?), publicado en varios medios alternativos de
izquierda en lengua inglesa, los profesores Roger Keeran y Thomas Kenny
explican que parten de los resultados de sus investigaciones para el libro que
ambos escribieron acerca del socialismo traicionado en la URSS, así como de las
experiencias de Keeran en dos viajes a Rusia bajo Gorbachov y las observaciones
de ambos autores durante una reciente estancia en Cuba.
Consideran que “las reformas cubanas expresan
una política de lucha, no oportunista, contra las condiciones económicas
existentes y el enfrentamiento con el imperialismo, el bloqueo y los efectos de
la recesión mundial.
“Los cubanos muestran clara comprensión de las
trampas en las que cayó la Unión Soviética y cómo evitarlas. Sin poner en
peligro los logros tan duramente obtenidos. Sin sacrificar la unidad y la
participación popular, ni los fundamentos del socialismo, están decididos a
encontrar la nueva ruta de Cuba”.
Ellos afirman que la traición a la Unión
Soviética consistió en el derrocamiento del socialismo y la fragmentación del
Estado como resultado de cinco fenómenos concretos que no están presentes en el
proceso cubano: 1) liquidación del Partido Comunista, 2) entrega de los medios
de comunicación a fuerzas anti socialistas, 3) mayor privatización y
orientación hacia el mercado de la economía planificada y la propiedad pública,
4) desencadenamiento del separatismo nacionalista y 5) capitulación ante el
imperialismo norteamericano.
En opinión de los autores, “aunque se trate de
dos países de muy diferentes contextos, historias, tamaños y peculiaridades
nacionales, la construcción del socialismo está conformada por tendencias
generales. Así como el capitalismo tiene problemas endémicos a través del
tiempo y las fronteras, el socialismo en diferentes países enfrenta problemas
similares. Las comparaciones, por tanto, son posibles”.
En los países socialistas la planificación y
el control estatal pueden conducir a la burocracia; proporcionar empleo a todos
puede contribuir a la ineficiencia; garantizar a todas las personas los
fundamentos de una vida digna - educación, salud, alimentación, vivienda, ropa
y cultura - puede conducir al racionamiento y a limitaciones en la calidad y la
variedad de los bienes de consumo, lo que a su vez puede llevar al mercado
negro.
Todos estos problemas
existían en la Unión Soviética, y existen en la actualidad en Cuba, exacerbados
en el último caso por el cincuentenario bloqueo de Estados Unidos, el derrumbe
del bloque socialista en la Unión Soviética y Europa oriental y, recientemente,
por las consecuencias de la recesión mundial de 2008.
En la superficie, las iniciativas de Cuba para
enfrentar estos problemas pueden parecerse a algunas de Gorbachov en 1985-86.
Pero, debajo de esa superficie, las
diferencias en los problemas y enfoques se muestran mayores que las
similitudes.
Cuando Yuri Andropov y Gorbachov comenzaron a
abordar en la década de 1980 los problemas acumulados del socialismo soviético,
lo hicieron contra un telón de fondo histórico de sesenta años mucho más
estresante y polémico que el financiamiento de los "disidentes", el
patrocinio de los movimientos por la "democracia" y la incesante
campaña ideológica que afecta a Cuba.
Esas tribulaciones nunca alcanzaron en la Isla
la escala destructiva que sufrió la URSS, ni dejaron el grado de división
interna que los cubanos han sido capaces de evitar mediante la preservación de
la moral revolucionaria y la unidad nacional.
Cuba ve la construcción del socialismo como el
cumplimiento del llamado de José Martí a la independencia nacional, en lucha
contra el imperialismo colonial de España y de Estados Unidos.
Con irrebatibles argumentos, Keeran y Kenny
destacan cómo los cubanos están conscientes de la singularidad de su historia,
de su situación actual y de lo que salió mal en la Unión Soviética”.