
Marwan
Bishara
Obama es el “primer
presidente judío”. Este es el título del artículo de portada de la revista New
York (edición 26/09-2011) escrito por John Heilemann, y citando a un importante
donante de Obama.
Al escuchar el discurso de Obama del pasado
miércoles [21/09/2011] en las Naciones Unidas, muchos asentirán con la cabeza
con ese titular, incluso en Palestina y el mundo árabe. El presidente estadounidense ha adoptado la
posición negacionista israelí sobre la cuestión del reconocimiento
internacional a un Estado Palestino. Pero esa no es una posición judía. Es una posición sionista radical. Muchos judíos, incluyendo judíos
estadounidenses e israelíes, no comparten tales puntos de vista extremos.
Pero el hecho de que Obama sobrepasó a su
predecesor George W. Bush -el más radical sostenedor de Israel de entre los
presidentes estadounidenses- ha dejado a todo el mundo pasmado. El nuevo presidente sionista de los EEUU suena
como los mismos próceres fundadores del Estado de Israel. Nunca antes se ha
escuchado a un presidente de los EEUU leer directo de un libreto del propio
gobierno israelí.
Propaganda
hecha pasar por historia
Uno pensaría que luego de seis décadas de
despojo, cuatro décadas de ocupación y dos décadas de proceso de paz, el
presidente Obama reconocería una discrepancia política y moral que necesita ser
corregida.
Que él subrayaría -no socavaría- sus propias
palabras, pronunciadas en El Cairo hace un año y medio acerca de la necesidad
de que Israel detuviera sus asentamientos ilegales en Palestina.
Que él subrayaría –no socavaría- su propia
proyección (léase promesa) hecha desde ese mismo podio [de las Naciones Unidas]
el pasado septiembre del 2010 acerca de un Estado Palestino dentro de un año –o
sea esta semana.
Que él subrayaría –no socavaría- su propia
retórica acerca de libertad en la región árabe.
O que él subrayaría –no socavaría- su propio
énfasis de apertura acerca de una paz basada en el retiro [de los territorios
ocupados], no más de la misma lógica de guerra.
Pero vaya, El presidente Obama socavó la
totalidad de su eslogan “Cambio en el que podemos creer”.
Su narrativa está inspirada por lo peor de la
propaganda oficial israelí. De hecho,
mucho de esa narrativa está “cortada y pegada” de ese libreto oficial israelí.
Obama habló de “hechos” históricos que hace ya
mucho que han sido repudiados por historiadores israelíes y de verdades que son
nada más que interpretaciones unilaterales de una situación política.
Obama afirma que los árabes lanzaron guerras
contra Israel, pero en realidad es Israel el agresor, habiendo lanzado o
instigado guerras en 1956, 1967, 1982, 2006 y 2008. Sólo la guerra de 1973 fue iniciada por
árabes, solamente para recuperar territorios ocupados luego de que Israel y
EEUU rechazaran las ofertas de paz de Anwar Sadat.
Obama subrayó el trabajo de los israelíes en
forjar un Estado exitoso en su “patria histórica”. Pero la mayoría del mundo -y ciertamente el
mundo árabe- vio la incepción de Israel como a un proyecto colonial con
pretensiones teológicas.
Serbia también cree que Kosovo es el lugar de
nacimiento de su nación. ¿Debería
permitírsele a ellos crear un Estado exitoso propio, un Estado exclusivamente serbio,
en ese territorio?
¿Deberían todos y cada uno de los pueblos
ocupados buscar de acomodarse con sus ocupantes sin la intervención de la
comunidad internacional? ¿Es así cómo
las naciones africanas y del medio oriente ganaron su independencia de las
potencias coloniales europeas?
¿Debería un pueblo entero continuar viviendo
bajo ocupación hasta que su ocupante está satisfecho con las condiciones para
una rendición?
Es la
política, estúpido
Uno de cada dos comentaristas políticos en EEUU
te recordaría que no debes esperar mucha acción de un presidente estadounidense
durante un año electoral.
Como Heilemann lo ilustra en su artículo, la
carrera política de Obama se construyó sobre la base de sus relaciones con
generosos donantes judíos en Chicago.
De hecho, la persona que más dinero recaudó para
el Partido Demócrata durante las últimas décadas se transformó en el Jefe de
Gabinete de Obama: Rahm Emmanuel. Hoy es
el Alcalde de Chicago.
Pero no es solamente acerca de dinero. Es también acerca de apoyo crucial en el
Congreso en temas gentes de política local que pueden hacer o quebrar la
presidencia de Obama. Y el lobby israelí
–AIPAC- puede llegar a hacer miserable la vida del presidente en el curso del
próximo año.
Ahora, yo entiendo todo eso.
¡Pero lo que no entiendo es por qué es aceptado
como un fait accompli!
¡Como si fuera la naturaleza de la
política! ¡Tómalo o déjalo!
Si este es el caso, entonces al menos llamemos
las cosas por su nombre, y nombremos la(s) administración(es) norteamericanas
por ser lo que tantos parecieran decir que es: no judía o sionista, sino
hipócrita.
Esa administración habla de justicia pero
desarrolla políticas injustas. Habla de
represión, pero promueve su propio interés a cualquier costo. Predica sobre libertad pero apoya la
ocupación. Habla de derechos humanos
pero insiste en delegar sobre el lobo, y solamente sobre el lobo, el cuidado
del gallinero.
La
tomada de pelo es a todos
¿Por qué deberían los palestinos ser víctimas de
la política interna de EEUU, mientras son mantenidos como rehenes de la
política israelí durante las últimas seis décadas? ¿Por qué deberían la mayoría de los israelíes
continuar viviendo en un estado-guarnición, incapaz de normalizar sus
relaciones con sus vecinos?
¿Por qué deberían los estadounidenses solo mirar
mientras sus políticos son rehenes de una potencia extranjera y sus influyentes
apoyos?
El lobby judío pro-israelí J-Street comentó
acerca de la alarmante alcahuetería hacia Israel, no sólo entre demócratas sino
incluso sobre republicanos, diciendo: “no hay límite, al parecer, en cuán lejos
pueden llegar los políticos estadounidenses en esto días en su alcahuetería a
favor de Israel con tal de ganar provecho político”.
Si bien hubo en el pasado una lógica estratégica
para el apoyo de EEUU a Israel, la alcahuetería actual de Washington no tiene
mucho sentido.
Washington ha usado su influencia en Israel como
palanca estratégica para frenar a los líderes árabes. “Sólo EEUU puede contener a Israel en guerra
y forzarla a hacer concesiones en diplomacia”, pensaron alguna vez los líderes
árabes.
Pero los dictadores árabes -aquellos que ya sea
explotaron Palestina para acumular apoyo popular en sus países, o traficaron
Palestina a cambio de favores occidentales- pertenecen al pasado.
Los árabes de hoy en día están amargados y
enfadados frente a la complicidad EEUU-Israel en Palestina, y no serán tan
fácilmente controlables o sobornables como sus caídos dictadores.
Traducción del inglés por Rolando “El
Negro” Gómez
Fuente: http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/09/201192216365733499.html
Fuente: http://english.aljazeera.net/indepth/opinion/2011/09/201192216365733499.html