El 2 de marzo de 2007, en una entrevista con la periodista Amy Goodman, el General Wesley Clark -que fuera Comandante en Jefe de la OTAN- confesó que apenas una semana después de los atentados contra las Torres Gemelas se le mostró un documento donde se indicaban las acciones militares futuras de Estados Unidos. “Este es un memo que describe la forma en que vamos a tomar a siete países en cinco años, comenzando con Iraq, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán y, rematando, Irán“, le dijo Clark a la directora de Democracy Now que le informaron. Viendo lo sucedido posteriormente y el actual decursar de los acontecimientos es comprensible por qué relató el muy condecorado General que un año después la misma persona que le diera a conocer el documento le dijo: “Señor, yo no le mostré esa nota! Yo no la mostré a usted!”.
A principios de 2003,
Collin Powell – como Secretario de Estado norteamericano- había compartido con
el Consejo de Seguridad de la ONU las supuestas evidencias de que Saddam
Hussein poseía armas de destrucción masiva. Mientras, los grandes medios
inoculaban la idea en la opinión pública de que el gobierno de Iraq mantenía
estrechos vínculos con Al Qaeda, la siniestra organización que con base en
Afganistán se señalaba como autora de los atentados. Por su parte, el
vicepresidente Dick Cheney reafirmaba la amenaza que se cernía sobre el planeta
de modo alarmante: “Saddam puede lanzar
en 45 minutos un ataque nuclear”
Hoy se sabe que todo era
mentira. Pero la fabricación de un nuevo villano llamado Osama ben Laden
permitió desatar una guerra de conquista que no ha terminado ni con el
asesinato sin cadáver de quien antes fuera un hombre de la CIA en su cruzada
contra el comunismo, y al interior de Estados Unidos la Patriot Act ha restringido
drásticamente los derechos de los ciudadanos norteamericanos para
cuestionar lo que está ocurriendo.
Diez años después del 11
de septiembre de 2001, las acciones de las tropas norteamericanas en el mundo
han multiplicado más de cien veces el número de víctimas ocasionadas por el
impacto de los aviones en los dos emblemáticos edificios neoyorquinos; la
sombra de la duda crece sobre lo que realmente ocurrió ese día, y los
documentos filtrados por Wikileaks revelan la ausencia de escrúpulos en el
trato a civiles con que operan los militares norteamericanos en Iraq y
Afganistán, incluyendo la tortura y el asesinato de niños y ancianos. Para
colmo, se ha conocido que en Libia el jefe del Consejo Militar Rebelde, brazo
armado del Consejo Nacional de Transición que apoya Estados Unidos con bombas y
dinero, fue comandante de Al-Qaeda. Esta
vez, los motivos no han sido las armas de destrucción masiva, sino los
bombardeos contra civiles de una aviación que nadie ha visto.
Se cierra así una nueva
etapa del ciclo y el gobierno del cambio que preside Barack Obama va
completando -con algo del atraso
heredado pero con el mismo entusiasmo- la lista que a inicios del mandato de
Bush le mostraran al General Clark.
Así funciona la promoción
de la democracia. En 2012, los electores de Estados Unidos escogerán -dinero y lobbys políticos mediante- al gobierno
que, en nombre del país que más armas de destrucción masiva posee, el único que
las ha empleado y que más civiles ha bombardeado a lo largo de la historia,
argumentará ante el mismo Consejo de Seguridad contra las próxima víctimas.
Fuente: http://lapupilainsomne.wordpress.com/2011/09/11/11s-¿quien-cumplira-la-lista/