
José Luis Méndez Méndez
Ha transcurrido una
década desde el aciago 11 de septiembre de 2001, cuando el terrorismo golpeó a
la nación norteamericana, desde entonces la cruzada de la lucha contra ese flagelo
librada por el gobierno de Estados Unidos ha ocasionado cientos de miles de
muertos y heridos en todo el mundo. El terrorismo de Estado ha sido utilizado
por administraciones estadounidenses, durante más de medio siglo, como
instrumento de su sostenida agresión contra Cuba.
Emigrados cubanos como
mercenarios fueron captados, entrenados, armados y dirigidos para ser
utilizados en la ejecución de cientos de actos de terror en Cuba, contra sus
intereses, personal y de otros países en el mundo. Paradójicamente ninguno de
estos criminales son considerados terroristas, ni sus organizaciones están
incluidas en las numerosas listas que cada año confecciona Estados Unidos para
certificar quién es terrorista y quién no.
Sin embargo Cuba, que ha
sufrido el terrorismo durante más de cinco décadas, hace treinta años que
aparece en una de esas listas como supuesto país patrocinador del terrorismo
según la versión norteamericana.
Más incomprensible
resulta conocer que Estados Unidos después de Cuba ha sido el país más afectado
por el propio terrorismo ejecutado por los mercenarios de origen cubano
refugiados en su territorio, protegidos, amparados y tolerados. Más de 330
actos de terror han ejecutado estos terroristas dentro del territorio
norteamericano, diez de sus ciudades han conocido la violencia de los
anticubanos. En New York donde el 11 de septiembre próximo se conmemorará la
trágica fecha, los criminales anticubanos han realizado 81 hechos de ese tipo.
El 11 de septiembre de
1976, Omega-7 colocó una bomba que estalló contra el barco soviético Iván
Shepotkov en New Jersey. La misma organización en igual fecha pero de 1980,
preparó un comando de Omega-7, que asesinó al diplomático cubano Félix García
Rodríguez, hecho todavía impune. Esta formación terrorista se había creado el
11 de septiembre de 1974 inspirada y en honor al primer aniversario del golpe
de estado castrense que llevó el fascismo a Chile, después de derrocar y
asesinar a su presidente constitucional.
El mismo día del año
siguiente estos extremistas, que acostumbraban a actuar el 11 de
septiembre, colocan una bomba que
estalló en el Consulado de México en Miami, Florida y otra similar en el
Consulado del mismo país en New York e incendió un medio de comunicación en
Miami.
El terrorismo dentro de
Estados Unidos tiene varias caras, el perseguido por sus gobiernos en los más
oscuros confines de la tierra, que ha servido como pretexto para invadir
países, asesinar masivamente y el tolerado, que permite que los extremistas
anticubanos operen con entera libertad, que puedan organizarse, recolectar
fondos, amenazar con nuevas acciones, que da abrigo al terrorista internacional
Luis Posada Carriles, cuyas relaciones con la CIA datan, como agente pagado,
desde marzo de 1965 y que fuera declarado inocente en abril de 2011 de cargos menores después de
un proceso amañado, que se dilató por más de seis años.
Las autoridades cubanas
han sido consecuentes en su lucha histórica contra el terrorismo, condenaron de
inmediato los terribles acontecimientos de septiembre de 2001, han firmado
todos los convenios, tratados y acuerdos para enfrentar al terrorismo
internacionalmente. Cuando no se actuaba cooperadamente para enfrentar ese mal
en América Latina y el Caribe, Cuba firmó acuerdos para combatir la piratería
aérea y marítima y el terrorismo con Canadá, Venezuela, México, Colombia y
Estados Unidos en 1973.
El estado de necesidad
permanente ha sido un imperativo para salvaguardar la seguridad nacional de
Cuba y proteger la de otros países, incluido Estados Unidos. Informaciones
obtenidas han permitido preservar la vida de ciudadanos norteamericanos entre
estos a algunos de sus presidentes, han sido trasladadas oportunamente a las
autoridades estadounidenses como las entregas hechas en junio de 1998, hoy
desaparecidas de los archivos del FBI,
de abundantes datos que alertaban sobre los planes e intenciones de los
terroristas anticubanos para realizar actos de ese corte.
Mientras esta voluntad de
cooperar se materializaba y se esperaba que fuesen neutralizados, el 12 de septiembre
de ese propio año un grupo de luchadores antiterroristas fueron detenidos,
procesados y condenados a injustas y elevadas penas de prisión, lo cual envió
un claro mensaje de respaldo de las autoridades para los grupos violentos de
Miami. Este año cumplirán 13 años de confinamiento particularmente cruel,
privados de derechos elementales de acceso a su defensa, a recibir visitas de
familiares, a conocer y acceder a recursos legales a su favor y aislados por un muro de
silencio, que impide que se conozca su realidad, la cual se tergiversa, pero
ante estas adversidades se mantienen dignos, con elevada moral y con la
convicción de que serán liberados y regresarán a la Patria con el deber
cumplido frente al terrorismo, que en Estados Unidos tiene varias caras.
Fuente: Prensa Latina