

Margarita Puig

¿Más ejemplos? Los da el también crítico literario Jordi Llovet : “Los trovadores cambiaron el curso de la poesía amorosa e influyeron en los que vinieron después de ellos: desde el gran Petrarca hasta Antonio Gala. El Quijote marcó el curso de la historia de la novela. Flaubert, en general, hizo que, antes y después de él, quedaran en ridículo los escritores que no dominaban el lenguaje: como Balzac, antes que él, y como Herman Hesse, en el siglo XX. Borges marcó para mal toda la literatura argentina posterior a él”.
Saladrigas duda de si en verdad las palabras escritas pueden encerrar un poder extraordinario más allá del ámbito personal: “Es algo difícil de explicar. En principio la poesía es el género literario más depurado y menos leído. Sin embargo, los tiranos suelen encarcelar a los poetas. Se sienten amenazados por sus armas que sólo son palabras. ¿No es paradójico? Y maravilloso, claro está”. Y Llovet , por su parte, cree que “sólo tres libros han cambiado el curso de la historia: la Biblia, el Corpus Iuris romano y el Manifiesto comunista, de Karl Marx. La Ilíada y La Odisea no cambiaron ningún curso histórico, pero permitieron consolidar la fastuosa civilización de Grecia; Virgilio ya no consiguió lo mismo con su Eneida, ni Dante con su Comedia”.
Queda clara la naturaleza íntima y personal de la experiencia de la lectura. Y a pesar de ello, una serie de creadores de los diversos ámbitos se han atrevido a desvelar a Es cuál fue el libro que mayor efecto les causó. Y sí, salen Proust y Homero, pero no todos escogen de entre la lista de los considerados top. También hay lugar para lecturas decisivas y contundentes, y probablemente concienzudas, pero más freakies como la elección de Sergi Pàmies: una guía telefónica de Berlín, donde conviven nombres tan literarios como Margot Friebe o Gerda Bassenga.