
Esta bella tarjeta de bautizo, diseñada tal como se acostumbraba entonces, la encontré entre los papeles de mi difunto suegro Ángel R. Castillo.
De pequeñas dimensiones (8,53 x 5,70 cms.), datada en 1929 y en perfecto estado de conservación, está en mi poder desde hace 19 años, deseo obsequiarla a alguno de los parientes o descendientes de alguna de las personas allí mencionadas, que presumiblemente deben vivir en Valencia o muy ligados a esta ciudad.