Karl Marx describió en su celebérrima obra “El Capital” de 1867, 5 leyes o tendencias generales, inherentes a la dinámica capitalista. Cada una de ellas brota de la naturaleza dinámica de la economía y tiene su raíz en el conflicto entre lo que Marx llamaba “las fuerzas productivas” dinámicas y “las relaciones de producción” estáticas. Independientemente de la connotación política que se le pueda dar, resulta curioso percibir como a grandes rasgos se han cumplido sus apuestas socioeconómicas:
Ley de acumulación y la tasa decreciente de ganancia
En el capitalismo, bajo la perspectiva de Marx, toda la gente intenta obtener más plusvalía (=explotación sobre la remuneración al trabajador) para obtener mayores beneficios, de ahí que el bastión de empresarios se lance en búsqueda de métodos de producción intensivos en trabajo, incentivando a la postre la mecanización de las empresas, lo que a la larga reduce evidentemente la plusvalía (ya que habría menos personas trabajando, y más máquinas). Por eso que el efecto colectivo de cada acción capitalista individual tiende a reducir la tasa media de ganancia.