
¿Por qué merece la pena luchar por el legado cristiano?
A poco que se conozca a Žižek el título del libro parece de lo más extraño. ¿Qué hace un "materialista beligerante" dándole vueltas a la inasible fantasía idealista del absoluto? El subtítulo es peor. Invita incluso a dejar el libro en las estanterías ¿Es que después de Marx, Nietzsche, Freud y Ratzinger con su cohorte de pederastas, todavía hay que rescatar algo del cristianismo?
Como suele ser habitual en el pensamiento de Žižek las respuestas son polémicas e inesperadas.
En primer lugar, el absoluto del título es frágil porque no se trata del todopoderoso espíritu hegeliano sino de la nada abisal y atemporal de Schelling, capaz de engendrar misteriosamente la temporalidad o historicidad. El absoluto no es la Providencia que otorga significado a la historia humana, sino que la historia humana es el único lugar donde el absoluto se convierte en un dios vivo real.
En segundo lugar, el legado cristiano que Žižek considera necesario revivir es el del Evangelio de San Lucas: "Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío" (14, 26).