René Naba
Francia celebra el cincuentenario de las independencias de sus ex colonias africanas con la organización de doscientas cincuenta (250) manifestaciones culturales y deportivas en el territorio metropolitano y en África; pero para el mundo intelectual africano este derroche de celebraciones se desarrolla sobre el fondo de la ironía amarga de unas independencias miserables.
Se ha asignado un presupuesto de 16,3 millones de euros para festejar este acontecimiento que concierne a los catorce países siguientes: Benín, Burkina Faso, Camerún, República Centroafricana, Congo (Brazzaville), Costa de Marfil, Gabón, Madagascar, Mali, Mauritania, Níger, Senegal, Chad y Togo.
En un gesto destinado probablemente a compensar el tratamiento inicuo e injusto reservado a los «olvidados de la República», la guinda del espectáculo será el desfile militar del 14 de julio en el que los ejércitos de las antiguas colonias desfilarán por los Campos Elíseos junto al ejército francés. Salvo el ejército de Costa de Marfil. La ex «niña bonita» de la Francáfrica (1), cuyo ejército bombardeó una posición francesa en Bouaké en 2004, «prefiere celebrar en solitario este aniversario en el marco de su política nacional de refundación» explicó Jacques Toubon, ex Ministro de Cultura y de la Francofonía y secretario general del Cincuentenario de las Independencias. «Es su elección soberana». Elección soberana que sin embargo ilustra la erosión de la posición francesa en su antiguo «pré carré» (2).